La autora de esta práctica que se conoce como OM (por Orgasmic Meditation, en inglés) es Nicole Daedone, autora de varios bestsellers sobre el tema y dueña de un santuario de práctica en el Norte de California.
Básicamente, se trata del yoga del sexo: la mujer se acuesta de espalda y su pareja le acaricia el clítoris durante quince minutos. Ambos cosechan los beneficios: conexión, alegría, vitalidad y plenitud.
“El clítoris tiene aproximadamente 8000 terminaciones nerviosas y, cuando las empezás a acariciar, se despiertan poco a poco. El punto más sensible es el cuadrante superior izquierdo, la 1 pm del reloj. Si alguna vez te encontraste diciéndole a tu pareja un poquito más a la izquierda, un poquito más a la derecha lo que estabas tratando de hacer era conducirlo a ese punto. Es un centro tan sensitivo como elusivo. Si seguís acariciando, todos los genitales se ponen sensibles. Si seguís acariciando, todo el cuerpo se enciende”, dice Daedone.
“La OM es una práctica que combina el poder y la atención de la meditación con la experiencia profundamente humana, intensa y conectora del orgasmo. La primera vez que lo probé sentí que había descubierto el mundo. Fue tan profundo, tan ah, era esto lo que había que sentir, que me puse a investigar. ¿Que pasa si refundamos el sexo incluyendo el factor consciencia y espiritualidad? De la misma manera que pasamos de la dieta de alimentos procesados a la comida real, del fitness al yoga, OM saca al sexo de la oscuridad de abajo de las sábanas y lo expone a la luz. Se trata de despojar el impulso más poderoso, el impulso sexual y abordarlo de otra forma totalmente diferente. OM propone una práctica para aprovechar el impulso de manera deliberada para alcanzar el orgasmo.”
“Para entender el orgasmo femenino o masculino hay que entender la idea de estar repleto. Tanto la mujer como el hombre tienen tejido eréctil en sus genitales. En la mujer ese tejido eréctil está ubicado dentro de los labios de su vulva y en el clítoris (sí, el clítoris es un órgano exterior e interior). El tejido eréctil tiene capilares especiales. Cuando alguien se excita, estos capilares permiten que la sangre entre pero no que salga, lo que aumenta la tensión hasta un climax. El orgasmo se produce cuando la contracción rítmica de los músculos alivia esa tensión. En la mujer esos músculos son los del piso pélvico: tres capas de catorce músculos que rodean la uretra, el ano y la vagina. Estas contracciones impiden el ingreso de más sangre en el tejido eréctil. Cuando las contracciones cesan, la sangre circula libremente otra vez. Un orgasmo en general viene con respiración agitada, con cierto enrojecimiento de la piel del rostro y el pecho y, para decir una obviedad, se siente muy bien.”
Extraído del libro The Sex Issue.