Farmacias naturales.
Las nuevas estrellas del universo del bienestar no son plantas ni animales. Se reproducen como las plantas pero su sistema digestivo es muy parecido al nuestro. En Oriente se les rinde culto, tanto por sus usos culinarios como por sus propiedades homeopáticas. Los hongos son fuente de umami, lo que en japonés significa sabroso. Umami es el “quinto sabor” porque no es ninguno de los cuatro que conocemos (dulce, salado, amargo, ácido): se parece al de los alimentos ricos en proteínas, un sabor que cubre la lengua y permanece buen rato en la boca. En Occidente, en cambio, “inicialmente se los rechazó por su asociación con lo podrido. La entrada correspondiente a hongos de la Enciclopedia Francesa del siglo XVIII dice que no existe método de cocción que pueda redimirlos y desaconseja su uso”, cuenta la nota Mushrooms, the last survivors que publica The New York Times.
“Entre las especies que se conocen -que son alrededor de 14.000, aunque hay otras 150.000 pendientes de clasificación- no existe una forma única: está el clásico sombrerito, pero hay otros que se parecen a trompetas, a barbas peludas o a cigarros negros. Algunos brillan en la oscuridad. Como no tienen clorofila, no pertenecen al universo de las plantas. Y tampoco son animales, aunque comparten un ancestro con el mundo animal”, continúa la nota.
“Lo que llamamos hongo es como si fuera el fruto de la planta, pero por debajo de la tierra hay toda una estructura compleja, el micelio, que intercambia información vital con las raíces de los árboles y a la que se le podría llamar la internet de la tierra. Los hongos cumplen un rol en la descomposición de la materia orgánica, por eso se encuentran allí donde hay un árbol caído, por ejemplo. Son un puente fértil entre la muerte y la vida. No todos los hongos son parásitos. También hay hongos que crecen en el suelo, en simbiosis con un árbol, como es el caso del hongo de pino y las morillas”, cuenta a TheG la cultivadora Florencia Cesari, alias @janicagram.
El futuro del bienestar
El boom de la tendencia alcanza al poder medicinal de los hongos, porque refuerzan el sistema inmunológico. Nos referimos a los hongos secos que se trituran para hacerse polvos que después se usan en infusiones o batidos. Aunque en Argentina con suerte se consigue alguno por Mercado Libre, en otros países del mundo proliferan. El micólogo norteamericano Paul Stamets, en su charla TED titulada Las seis maneras en las que los hongos pueden salvar el mundo, los define como “pequeñas fábricas farmacéuticas de la naturaleza”.
TheG conversó con @claramedicinachina para ahondar en nombres y propiedades. “Yo los consumo regularmente, me traigo los polvos de afuera y los combino con algún líquido, que puede ser agua o una infusión caliente”, dice Clara Schmiegelow.
¿Cuáles son y qué propiedades tienen?
“Melena de león: está muy de moda por sus altas propiedades neurológicas. Se usa para potenciar la memoria y la concentración, y para bajar el estrés y la ansiedad. Reduce la inflamación y la oxidación, lo que ayuda al sistema digestivo pero también detiene los procesos degenerativos, y por eso se recomienda en casos de ansiedad o depresión. Trabaja sobre el intestino estimulando el desarrollo de la buena flora.
Reishi: levanta el sistema inmunológico, es para lo que más se lo usa. Se dice que trabaja directamente a nivel celular, por eso se lo promueve como anticancerígeno porque aumenta los leucocitos, entre otras cosas. También conocido como hongo de la inmortalidad, puede ayudar a bajar el colesterol. Además es un súper estimulante y una buena alternativa al café: yo me preparo mushroom coffees con reishi y leches vegetales.
Chaga: es un buen anticancerígeno y un veloz detector de patógenos en el sistema digestivo. En medicina china se lo usa como un potente aliado del hígado. Actúa sobre el Shen, que es el espíritu de la mente, armonizándolo. Por eso equilibra las funciones mentales y potencia la memoria, la concentración y el foco. Está estudiado que baja el colesterol, la presión arterial y el azúcar, por eso se lo recomienda en casos de diabetes. Ayuda en los procesos gástricos y duodenales.”
Percepción expandida
“En los 60, parte del entrenamiento de los psicólogos incluía probar psicodélicos. Después cayeron en desgracia hasta ahora, que volvieron a ocupar un lugar importante en los tratamientos psicológicos. Los hongos y otras plantas psicoactivas se usan, por ejemplo, en pacientes con ansiedad o depresión a raíz de un tratamiento contra el cáncer. Aunque se emplean desde antiguamente en rituales chamánicos, se aconsejan solo para experiencias puntuales y profundas: no son para tomar todos los días. En las pruebas que hicimos con personas con distintos trastornos, un alto porcentaje declara que -después de la experiencia con hongos- se ponen mas altruístas, más sociables, más positivos sobre ellos mismos y sobre los demás”, dice Alex Belser, investigador en Yale University e instructor adjunto del Departamento de Psicología de NYU en una entrevista que le hizo Gwyneth Paltrow.
Los hongos mejoran la conectividad entre las neuronas y potencian la actividad de la corteza prefrontal. El agente es la psilocibina, una molécula orgánica. “La estructura química de este compuesto recuerda a la de la serotonina, un poderoso mensajero del sistema nervioso. Uno de sus efectos más importantes es estimular las neuronas del cerebro que son naturalmente sensibles a la serotonina”, explica Worth the trip, una nota publicada en el blog de Harvard University.
Los hongos son adaptógenos: sustancias naturales que ayudan al cuerpo a adaptarse mejor a ciertas condiciones. Como tales, su efecto no es inmediato. Si lo que se busca es un resultado en particular, o bien sanar el cuerpo en su conjunto, conviene consumírselos regularmente y sostener la terapia en el tiempo. Sin embargo, como siempre hacemos en TheG, sugerimos consultar primero con un profesional de la salud la incorporación de cualquier cambio en la dieta o rutina de salud.
@janicagram
@claramedicinachina