Mi columna dominical pretende ser realidad (o no) y ficción (o no) semana tras semana. Una mezcla de temperaturas. Es la forma que encuentro para mostrarles que lo importante es lo que pasa entre foto y foto.
Buscaré aquí un guiño que vaya bocetando el propio sistema de creencias de una persona normal, que intenta un balance para que la vida tenga sentido todo el tiempo. Salud!
FRIO
Aquí estoy un martes sacando los piojos de los niños.
Aquí este sábado con mi camisón de algodón bordó favorito con letras blancas que apenas se leen, está lleno de pelotitas.
Aquí, con una bolsa de caramelos Skittles. Están repletos de azúcar, sólo quedan los marrones y los verdes. Me comí todos los rojos, los amarillos, los naranjas. Creo que me voy a desmayar del dolor de panza mañana.
Aquí yo un miércoles cualquiera. De nuevo no me saqué el maquillaje. Qué fiaca! Me encanta quedarme dormida en el sillón.
Hoy pienso que me olvidé de tomar agua todo el día.
Es viernes y otra vez me olvidé de que traigan las cosas de la tintorería y de comprar limones y de donar ese bolso que separé y de comprar esos regalos que tenía que comprar.
Discutí con Juan el domingo pasado, puse en penitencia a la niña adolescente por teléfono. Creo que para eso la plata no va a ser suficiente. No tengo músculo. No llegué a misa otra vez.
Nada de esto apareció en los stories. Y tampoco se pudo leer en mi feed. Ni en el de ella. Ni en el de él. Instagram no está preparado para esto.
La nota de moderación de hoy es deliciosa. Es que al final, hablábamos con Carmen, el verdadero poder no es estar empoderados siempre, sino ir suavecito ecualizando ese bendito punto medio ahí, tiqui tiqui, tiqui, tiqui. Día a día. Y es tan personal, amoroso y cuidadoso.
Cuando me preguntan, respondo que las redes son un juego, además de una forma de armar un relato; pero la vida, señores, es lo que pasa entre foto y foto.
Algo así tratamos de narrar en la nota de Porno sensual hoy. Damos un sitio de buena producción para consumir, donde lo que se enciende es una pasión en la que todos podemos actuar.
La idea general de este número es que vayamos un poco más al hueso y menos a la nube, o a las nubes. Creo que aún la capacidad la tenemos nosotros, salvo cuando nos conviene usar a la tecnología; por ejemplo para ganar tiempo, dejar de sufrir y organizarnos mejor para encarar un lunes o una compañía.
CALOR
Cuando llamás al plomero y al electricista y al que arregla el mosquitero y vienen en el día y te lo resuelven ahí en el momento los querés abrazar, viste? Pedro, gracias por cumplir. Carlos, gracias por haberme traído el martes el mosquitero como te comprometiste y al día siguiente de habértelo llevado. Al día siguienteee! Lejos de sonar a una ama de casa desesperada, esto es ser un ama de casa cuidada, caramba. Un ser humano con derechos! Respetados, digo.
“El desgaste postnatal es una constelación de síntomas que afecta a todas las esferas de la vida de una madre después de que da a luz. Estos síntomas son producto de temas psicológicos, cambios hormonales, de la interrupción del ciclo circadiano noche-día, y todo junto con otros componentes mentales y emocionales. Pensá en tu cuerpo como una bolsa de plástico llena de agua. Cuanta más agua hay en la bolsa, mejor te sentís y mejor vas a lidiar con los problemas. Pero cada día del embarazo, el nacimiento, cada noche sin dormir, cada día de lactancia es como un pinchacito en la bolsa. Los agujeritos se pueden reparar, pero lleva un poco de tiempo”, dice Serrallach.
Gracias por existir y unir todo este relato en un síndrome, Doc. No se pierdan el club del libro de esta semana que convierte un hermoso puñado de mujeres en mujeres normales agotadas e incluye un plan para reponerlas, sin magia y con tanto sentido común y ciencia que enamora. Lo mejor? Lo creó observando a su propia mujer.
Mi mensaje más importante sobre esto tiene que ver con que ya en culturas ancestrales e indígenas había un ritual para la recuperación de la madre. Aunque las costumbres variaban de una a otra, en todas “se respetaba a rajatabla el tiempo para que una madre se recuperara del todo. Durante este período, las nuevas madres eran contenidas por otras madres de la comunidad.” En China y Corea, son cuatro o cinco semanas en los que la familia cuida de la madre, para que coma bien y duerma todo lo que pueda. En Zimbabue el ritual se llama Kusungira: en el último trimestre del embarazo, la futura madre viaja ida y vuelta de su casa a la de sus padres para que cuiden de ella. Después del parto, alguien de la familia se ocupa de las tareas domésticas. En India, el marido enciende un fuego en la puerta de la habitación donde su mujer parió a su hijo para mantenerla calentita durante diez a cuarenta días.
Todo nos lleva a una cultura del cuidado, de un punto medio, de un no colapso, de hacer las cosas de una a la vez, con foco en lo importante y tiempo para el disfrute. Si se hacía antes quizás también ahora deberíamos recuperar algunas bases como tendencia. Poco. Menos. Mejor. Nuevo pero real y alcanzable. Sano, seguro, saludable. Pienso -no sé, qué se yo-, en una linda mezcla que no dañe. Moderada. Sexy. Para volver al ruedo renovados y mejores. Salud!
L.-