Editorial Nº42

Mi columna dominical pretende ser realidad (o no) y ficción (o no) semana tras semana. Una mezcla de temperaturas. Es la forma que encuentro para mostrarles que lo importante es lo que pasa entre foto y foto.

Buscaré aquí un guiño que vaya bocetando el propio sistema de creencias de una persona normal, que intenta un balance para que la vida tenga sentido todo el tiempo. Salud!

FRÍO Y CALOR

Hay una casa construida en piedra
Suelos, paredes y ventanas de madera
Mesas y sillas gastadas por todo el polvo

Este es un lugar donde no me siento solo
Este es un lugar donde me siento como en casa
Porque construí una casa

Para vos
Para mi
Hasta que desapareció
De mi
De vos

Y ahora es hora de irse y convertirse en polvo

En el jardín donde plantamos las semillas
Hay un árbol tan viejo como yo

Las ramas fueron cosidas por el color verde.
El suelo se ha levantado por mis rodillas que habían pasado por ahí.

Subí al árbol para ver el mundo
Cuando vinieron las ráfagas para derribarme
Me abracé tan fuerte como vos me abrazaste

Y construí una casa

Para vos
Para mi
Hasta que desapareció

De mi
De vos
Y ahora es hora de irse y convertirse en polvo.

“Construir un hogar” o “To build a home” se llama esta canción de una de las escenas centrales de la serie de TV “This is Us”.
En la serie hay incendio. Y hay nacimientos.

Creo que debe de existir una verdadera intención de armar y construir un hogar.

De esto habla este show de tv y esto es lo que tanto convoca.
Un show donde dos personas se aman, están comprometidas a la par y no se faltan el respeto.

Un show donde nacen hijos propios, hijos ajenos. Donde se crean hermanos que saben amar y recuperarse de sus miserias.

Pero sobre todo, en ese hogar todos se desean.

Todos se desean.

Desear significa querer determinada cosa, generalmente buena para alguien.

Tomo prestado este relato de la hermosa Ceci Vassaro que hoy escribió una nota para The Gelatina.

El texto se llama la llave y dice.

“Una vez escuché un relato contado en primera persona, de una persona que vivía en la calle, sin hogar y para mi asombro, al preguntarle qué era lo que más extrañaba dijo: –Además del calor y el agua, extraño desde lo más profundo esa hermosa sensación de tener una llave en el bolsillo”.

La llave como símbolo,
la llave, ese pequeño elemento con tanto significado para el ser humano”.

Dice Ceci que nunca más volvió a ver una llave de la misma manera.

Y propone que “los que tengamos la suerte de tenerla, usemos esa llave para llegar a nuestro interior,
que la tomemos como herramienta
y como lugar donde poder pegar pequeños fragmentos de espejos rotos,
en un maravilloso relato
sobre nosotros mismos”.

Y así -sumo yo- construir un hogar a pesar del miedo y de las llamas.

Siempre vale la pena.
Y siempre vale la alegría que trae.

Salud!

L.-