Un día que estaba viendo un partido de baseball Muramaki sintió, en el momento exacto en el que un jugador le pegó a la bola, que podía escribir una novela. Era 1978. Esa misma noche el escritor japonés empezó a darle forma a Escucha la canción del viento, por el que ganó el premio Gunzou.
Haruki Murakami nació en Kyoto, Japón, en 1949. De adolescente se mudó a Tokio, donde tuvo un club de jazz durante varios años. Es autor de Tokio Blues, Crónica del pájaro que da vuelta al mundo, Kafka en la orilla, Sputnik mi amor y muchos otros libros, entre los que también hay títulos de no ficción muy famosos, como De qué hablo cuando hablo de correr, donde cuenta su pasión por las carreras de larga distancia.
Haruki Murakami dice que “cuando estoy escribiendo una novela, me levanto a las 4 de la mañana y trabajo durante cinco o seis horas. A la tarde, corro diez kilómetros o nado 1500 metros (o las dos cosas), luego leo un rato y escucho música. Me meto en la cama a las 9 de la noche. Mantengo esta rutina todos los días. Porque es la repetición lo que importa, una forma de mesmerismo (doctrina expuesta en el siglo XVIII por el médico Franz Mésmer que se basa en la idea de que una fuerza magnética es capaz de controlar el cuerpo, como si fuera una hipnosis). Mantener la repetición durante largos períodos de tiempo requiere de enorme fuerza física y mental. En ese sentido, escribir una novela es como un entrenamiento de supervivencia: se necesita tanta sensibilidad como fuerza.”