“Parte de lo que hago para vivir es comunicación corporativa. Redacto en una plataforma que organiza el teletrabajo y que se regula mediante una app que mide el tiempo de mi redacción. Es un reloj al que le doy ON cuando empiezo a escribir y OFF cuando quiero o necesito parar. Al principio me costó, acostumbrada como estoy a switchear mi atención cada dos minutos a cualquier otra cosa que pase online. Pero, con los días, empecé a amarlo: arrancar el reloj es decirle que NO a muchas distracciones. Es decidir lo que quiero atender”, dice Maricruz Medina, redactora de SheWorks.
JOMO es el acrónimo de Joy Of Missing Out, lo que se puede traducir como la alegría de perderse algo. Llegó para oponerse a FOMO (Fear of Missing Out = miedo de perderse algo), y para relevarnos para siempre de la culpa de tener que estar todo el tiempo en todos lados y de vivir vidas incesantemente productivas e instagrameables. JOMO quiere decir bajarse de la exposición. Es el placer de hacer oídos sordos a lo que se supone que tenemos que hacer para encontrar una manera de hacer lo propio. Es cambiar el miedo por el poder. Es recuperar el tiempo.
El filósofo danés Svend Brinkmann, autor de Joy of Missing Out, dice: “Tenemos que parar de ensalzar el no-parar. Tenemos que cambiar la cabeza y redefinir lo que es ser productivo. Productividad no es hacer más: es hacer lo importante. Tenemos que dejar de aspirar a hacer cada vez más y poner el foco en nuestras prioridades. Para mí, todo empezó cuando pude dejar de preocuparme por pensar que no estaba haciendo suficiente.
“Según The Independent, son cinco las señales que indican que pasamos de la tribu FOMO a la tribu JOMO:1. Disfrutamos de quedarnos en casa con nosotros mismos, aunque esto implique decir NO a una invitacion que en otro momento hubiera sido todo. 2. Las redes ya nos provocan cierta apatía.
Lejos del frenesí de otras épocas, no matamos por subir cosas ni por consumir stories ajenos. Si hay un challenge nuevo, esta vez pasamos. 3. Nos perdemos los estrenos, la última de Tarantino, o la carrera de los Oscars. Vemos lo que queremos cuando queremos y porque se nos da la gana. 4. No seguimos tendencias, ni de fitness, ni de alimentación, ni de belleza. O, si lo hacemos, es porque elegimos una, pero no todo el paquete. 5. No usamos apps de citas. Preferimos otro camino, pero no porque las descalifiquemos como una manera de conocer personas, sino porque nos sobra el tiempo para hacerlo.
JOMO se aplica fácilmente: dejar de seguir, mutear y apagar las notificaciones del celular es el ABC de la práctica. En un plano más amplio, se trata de aprender a decir NO. Pero no para cerrar posibilidades, sino todo lo contrario. Decir NO tiene el poder de habilitar (otras) cosas.