Es belleza, pero hay método en ello. Porque nadie llega a ser la profesional que ella es sin conciencia y dedicación. “La misma disciplina con la que encaré siempre mi carrera ahora la pongo al servicio de ser la mejor madre y esposa que puedo ser. Mi relación con la disciplina me ayudó a crear una rutina para todos los días que voy adaptando según los detalles de la vida que siempre van cambiando”, cuenta en su biografía.
Se despierta con el ruido del mar. Aunque pone el teléfono en modo avión para que nada perturbe su noche, la alarma está seteada con el sonido de las olas. “El sonido del agua y las olas rompiendo me da paz, es mi Brasil natal… Salvo que mis hijos me lo pidan, no me levanto de la cama antes de que empiece a sonar el agua. Me gusta tomármelo con calma, como si estuviera entrando en puntas de pie en el agua cálida.”
Se despereza y, durante un par de minutos, respira hondo y sintoniza gratitud.
Motivación. Atención. Dedicación. Humildad.
Se hace un buche largo de aceite de coco orgánico. Es una técnica ayurvédica para limpiar dientes y encías, pero también es bueno para el aparato digestivo. “Me sirvo una cuchara sopera de aceite y enjuago mi boca durante diez o quince minutos. Pueden ser distintas clases de aceite -de sésamo, de oliva, de girasol- pero a mí me gusta el gusto del de coco.” El buche dura el tiempo que le lleva vestirse y abrirle la puerta a los perros para que salgan al jardín.
Prende una vela y medita durante cinco minutos en posición de loto. Empezó a hacerlo a raíz de los ataques de pánico que tuvo al principio de su carrera, y ahora es parte esencial de su rutina. “No es necesario cruzar las piernas. Lo que sí es importante es sentarte derecho con la columna bien estirada para que fluya la energía. Antes de tener a mis hijos, hacía retiros donde me pasaba fines de semana enteros sentada en silencio.” “La meditación es una herramienta para ayudarme a ser mejor, no es algo que está ahí para castigarme o retarme porque no lo hice. Algunas mañanas, dormir media hora más es lo mejor que puedo hacer por mí misma.”
“Fake it till you make it.”
Se ejercita todas las mañana. Es fanática del yoga, pero cualquiera sea el ejercicio que esté haciendo “mi estilo tiene menos que ver con querer ser la mejor y más que ver con querer dar lo mejor: presencia, dedicación e intensidad.”
Toma un vaso de agua tibia con un chorro de jugo de limón para limpiar su aparato digestivo.
“Cuanto más tiempo y atención le damos a algo, más vamos a progresar en eso.”
Prepara el desayuno y el almuerzo para la escuela de sus hijos.
Se prepara su desayuno saludable: una tostada gluten free con manteca de almendras y miel, o un bowl de manzanas y frutos rojos con yogur de coco. Como alternativa, un vaso alto de jugo verde con pepinos, apio, media manzana roja o verde, cúrcuma, jengibre, limón y, a veces, kale o remolachas . “Dos veces por semana ayuno hasta la hora del almuerzo, aunque haga ejercicio en la mañana. Siempre me siento muy energizada con este mini-ayuno. A nuestro cuerpo le demanda mucha energía digerir la comida que comemos, y me parece una muy buena idea darle un recreo de vez en cuando.”
“Si atención es decirle sí al trabajo duro, dedicación es decirle no a las distracciones.”
Se pone a trabajar en el espacio que llama “mi santuario”, una oficina que está cruzando el jardín de su casa decorada con plantas, cristales, techos altos y mucha luz. Durante el resto de la mañana, toma agua, mate y litros de té, de manzanilla, lemongrass o menta, todo de su propia huerta. “La naturaleza me devuelve el equilibrio, nutre mi alma.”