5 gotas de Chanel No.5 era el ritual de Marilyn Monroe antes de irse a la cama. No fue marketing, era verdad: a Marilyn le gustaba el perfume de su piel en ese fragancia, la sensualidad de lo natural, la alquimia del instinto. TheGelatina recomienda un baño de inmersión de 20 minutos. Puede ser con sales, como las que vende Goop en su página web: The Martini, Emotional Detox Bath de Goop (que es el producto más vendido de la marca) o Phys.Ed, un aceite infusionado con arnica, jenjibre y cúrcuma que tiene el poder regenerador de un baño de faraones.
Los baños de inmersión son mágicos. Calibran cuerpo y mente, relajan los músculos, ayudan a enfocar y alivian la tensión de la espalda, el cuello y los hombros, y además son un santuario libre de tecnología. Según un estudio publicado en 2018 por Innovation Group, la unidad de Walter Thompson que se ocupa de tendencias, “hasta hace cinco años, el baño se consideraba una forma de indulgencia, pero hoy es visto más como una forma de terapia, una herramienta que ayuda a equilibrar la mente”. Reverenciado por millennials, que gastan sus ahorros en bombas Lush para espumar sus baños, se trata de otra variante del ritual sibarítico que inunda las redes con selfies ombliguistas. Es una forma de medicación light, un spa casero que reúne los beneficios de hundir el cuerpo en el agua y sacar la mente del mundo.
“Si queremos relajarnos tomando un baño caliente debemos ser precavidos y asegurarnos de que la temperatura del agua no sea demasiado alta, evitar la inmersión repentina, no prolongar la exposición al agua muy caliente (si se resiste a templarla) durante más de 10 minutos y mantenernos bien hidratados, dando sorbitos a una botella que hayamos dejado a nuestro lado”, advierte el cardiólogo Curtis Rimmerman en un artículo publicado en Cleveland Clinic en 2014. Incluso al salir se recomienda una ducha de agua fría o baño de contraste.
Darse un baño de inmersión es sinónimo de lujo, de la clase de lujo que supone disponer de nuestro tiempo para amarnos. Lavar las preocupaciones, sumergirnos, flotar. Nuestra Founder por ejemplo, prende una vela con aroma y, al salir, se envuelve en una bata de polar o satin, depende de la época, para conservar la humedad de la piel y el calor del alma. Sigue la hidratación del pelo, con un mix de Olaplex No. 6 que no se enjuaga y dos gotas de aceite para el pelo Morocanoil o Ouai (se puede ir alternando), y un par de trenzas flojas para no tener que secarlo y que quede canchero al día siguiente. Después viene la humectación de la piel de la cara (o pernoctación con ácidos, segun corresponda 2 veces por semana mínimo) y, para terminar, aceite Neutrogena o crema humectante de bebé para el cuepo.
Y así, cuando llegue la hora de irse a la cama, habremos hecho mil cosas, pero también nos habremos cuidado. Hemos leído que dormir sin ropa es un gran miorelajante, gran conector si se está en pareja y llena de autoestima si se está solo. Lo que se traduce en un sexyness equivalente a 1000 Marilyns.
Hermosos artículos para leer un domingo caluroso bajo la sonbra cordobesa con la compañía de un mate