¿Son la causa del cansancio?
“Cuando nos sentimos bajo presión, el sistema nervioso instruye al cuerpo a secretar las hormonas del estrés, adrenalina, noradrenalina y cortisol. Éstas producen cambios fisiológicos que nos preparan para enfrentar el peligro: es la respuesta del estrés ante cualquier demanda sobre el cuerpo. El estrés puede ser positivo, porque nos permite estar alertas, motivados y concentrados con lo que tenemos enfrente. Pero cuando experimentamos estrés muy seguido, o por mucho tiempo, entonces aparecen los problemas”, dice Dice Holly Blake en Smithsonian.
El estrés cansa. La adrenalina, noradrenalina y cortisol son producidas por las glándulas suprarrenales, dos pequeñas glándulas que se ubican arriba de los riñones. “Me gusta compararlas con una zapatilla en la que se enchufan los órganos para recargar energía, como hacemos con los electrodomésticos del hogar. Si las suprarrenales no están respondiendo bien, los órganos no tienen suficiente batería para funcionar como deberían”, dice Alejandro Junger, un médico uruguayo radicado en Los Angeles, el creador del método detox Clean.
Por los consultorios médicos desfilan los pacientes cansados. Los profesionales que los atienden les hacen un examen clínico, revisan su historia y les piden una batería de estudios. A veces, para no encontrar nada. Porque el cansancio es uno de los trastornos más difíciles de diagnosticar. “La fatiga es un síntoma, no una enfermedad”, dice el doctor Anthony L. Komaroff en su libro Boosting your energy, “y cada persona la siente de manera diferente.” El sueño, el bajo rendimiento físico, la irritabilidad y la dispersión pueden estar indicando, según apunta Harvard Health Publishing: anemia, hipotiroidismo, insuficiencia cardíaca, o pueden ser la manifestación de un problema de insomnio, un efecto colateral de ciertas medicaciones o incluso puede relacionarse con ansiedad o depresión.
El caso Gwyneth Paltrow
“Una tarde soleada en Londres, en la primavera de 2011, creí -sin ánimo de sonar demasiado dramática- que me moría. Acababa de servir el almuerzo en el jardín de casa. Ya me había sentido mal mientras lo preparaba, pero no había podido identificar por qué. Tenía la sensación de que me iba a desmayar y que no estaba pensando claramente. No dije demasiado mientras comíamos. Había invitados queridos y era una domingo cálido y hermoso, pero yo no estaba ahí. Me asusté. Me paré para levantar la mesa y noté que mi mano derecha no estaba respondiendo bien, y entonces vi todo borroso. Sentí una puntada en la cabeza y que no podía hablar, y tampoco respirar. Pensé que estaba teniendo un ACV”, cuenta Gwyneth Paltrow en su libro It’s all good.
“Decidí que tenía que hacer algo para ponerme bien. Y entonces fui a ver a mi amigo y doctor Alejandro Junger. Me sacó sangre para hacerme varios estudios y, cuando me llamó un par de días después, sonaba sorprendido. Estaba muy anémica, tenía deficiencia de vitamina D, el hígado muy congestionado, mis niveles de estrés altísimos (algo con las suprarrenales), inflamación y las hormonas totalmente desbalanceadas.”
Junger le diagnosticó fatiga suprarrenal, un trastorno que él mismo había padecido: “Las suprarrenales son dos pequeñas glándulas que se apoyan en los riñones, pero su función en el cuerpo dista mucho de ser pequeña. Son famosas por ser las responsables de crear las condiciones internas para activar la respuesta del cuerpo a una amenaza, un mecanismo biológico elemental para la supervivencia. En condiciones normales, este mecanismo se activa de vez en cuando. Entre los momentos de peligro, hay tiempo para recuperarse y funcionar normalmente después. Pero la vida moderna no tiene nada que ver con lo que pensó la naturaleza. Reaccionamos a amenazas pequeñas o grandes varias veces por día, semana tras semana, mes tras mes, año tras año. Cualquier cosa que la mente perciba como una amenaza puede disparar la producción de adrenalina. En este constante estado de estrés, las glándulas suprarrenales están permanentemente liberando cortisol”, cuenta en el libro The Clean Plate, de Gwyneth Paltrow.
A partir de este encuentro, Junger y Paltrow se asociaron para crear un tratamiento contra la fatiga suprarrenal. Why Am I So Effing Tired (“Por qué estoy tan malditamente cansado”) es una mezcla de fitonutrientes derivados de plantas que activan la comunicación celular. El paquete de comprimidos incluye grasas buenas, hierbas ayurvédicas que ayudan al cuerpo a lidiar con el estrés y plantas que estimulan las suprarrenales. El paquete con el tratamiento de 1 mes cuesta U$ 72 y se comercializa en Goop.
Consultado sobre otras formas de cuidar las suprarrenales, Junger dice: “El descanso y una buena nutrición son los pilares de la salud de las suprarrenales, y el primer paso es evitar todas aquellas comidas que son estresantes para el cuerpo, específicamente aquellas a las que sos alérgico o intolerante. Elegir comidas con alta carga de minerales, superalimentos como maca, lúcuma y açaí, y hacerse smoothies con proteínas vegetales. Para el bajón de las 4 pm, mejor resistir el impulso de ir por un café (que activa el estado de alerta) y optar por un té o una bebida fermentada, como kombucha. Si podés dormir una siesta, aunque sea de 20 minutos, mucho mejor. Los masajes y la acupuntura pueden ayudar a recargar las suprarrenales. Y la meditación también.”
Biblioteca dividida
Sin embargo, la comunidad científica rechaza categóricamente este diagnóstico. Dice Harvard Health Review: “La fatiga suprarrenal sostiene que una prolongada exposición al estrés puede agotar la carga de cortisol de las glándulas suprarrenales. Este agotamiento suprarrenal podría causar distracción, falta de energía, desánimo, antojo tanto de salado como de dulce, mareos y otros síntomas. Muchos websites indican cómo diagnosticar y tratar la fatiga suprarrenal. Sin embargo, la Endocrinology Society y otras especialidades médicas no reconocen esta condición. Los endocrinólogos son categóricos al afirmar que no existe evidencia científica para hablar de la fatiga suprarrenal como de una condición de salud.”
El especialista en medicina funcional, Diego Rutenberg, radicado en Miami, explica: “Durante casi quince años se habló de disfunción suprarrenal para hacer referencia al supuesto agotamiento de cortisol de estas glándulas. Solía hacerse una prueba de saliva, lo que no es representativo porque en saliva sólo se puede medir el 1% del cortisol que produce el cuerpo. Actualmente hacemos estudios de 24 horas de orina y saliva para medir el 100% del cortisol producido y analizar más exactamente el funcionamiento de las glándulas suprarrenales.”
“La fatiga suprarrenal puede existir, pero este diagnóstico limita la respuesta del cuerpo al funcionamiento de estas glándulas. Hoy en medicina funcional se habla de HPA-D, que hace referencia al eje hipotálamo-pituitarias-suprarrenales, a la disfunción endócrina general. En mi práctica en el consultorio, la mayoría de los casos que llegan por una consulta de esta índole presentan problemas de conversión hormonal general. No se trata de observar únicamente los valores de cortisol sino también de cortisona, DHEA, melatonina, etc. Puede haber otros trastornos”, dice Rutenberg.
Fare niente
Para el cansancio, descanso. En todas sus formas: meditar para calmar la mente, dormir para resetear el cuerpo. Aunque no siempre se trata de dormir más horas de noche sino de hacer el esfuerzo por incorporar una siesta en la rutina. La siesta ideal dura entre 20 y 40 minutos y debe estar separada de la hora de irse a la cama por un plazo no menor de seis horas: si uno se acuesta a las 11 pm, la siesta puede ser en cualquier momento del día hasta las 5 pm.
Algunos consejos para asegurarse un mejor descanso nocturno, según Thrive Global:
- Mantener la misma rutina de descanso durante toda la semana, inclusive los fines de semana, para que el cuerpo se adapte a un ciclo.
- Acostarse a la hora que permita un descanso de 7 horas mínimo.
- Abandonar las pantallas 1 hora antes de irse a la cama.
- Evitar la cafeína a la tarde/noche (el chocolate tiene cafeína).
- No tomar demasiado líquido antes de acostarse para no levantarse por ganas de ir al baño.
- Establecer una rutina de relajación antes de acostarse: meditación, baño de inmersión, etc.
- Un dormitorio oscuro y fresco.
El buen salvaje
La naturaleza calma la mente y el cuerpo. Pasar un tiempo al aire libre tiene el poder de bajar la presión arterial y aquietar la mente.
¿Por qué? “Porque está en nuestro ADN. Durante miles de generaciones, los seres humanos vivieron, trabajaron, jugaron, comieron y durmieron al aire libre. Vivir encerrados, con luz artificial, aire acondicionado o calefacción, es una costumbre relativamente nueva para la especie. Este concepto -el de que los humanos tenemos una afinidad innata por el mundo natural- se conoce como la hipótesis de la biofilia, así la define el científico y ganador de un Pulitzer E.O. Wilson. Es la conclusión de diez años de investigaciones que demuestran cuán fuerte es la conexión entre el hombre y los paisajes abiertos, los árboles, el agua, el viento, los elementos que componen el ambiente en el que evolucionó”, afirma Chriss Kresser en Your Personal Paleo Code.
Dice Junger: “Relajar y divertirse más es esencial para sentirse descansado. Reírse, pasar tiempo con la familia y los amigos, ayudar a los demás son otras formas de medicina (cursi, pero real) que favorecen la recuperación de las suprarrenales, o al menos desaceleran la producción de adrenalina y otras hormonas del estrés.”
Amo las notas de Salud! Excelentes 🙂
Me resultó super interesante! Muchas gracias por compartir información valiosa.