4 antidepresivos que da la naturaleza.
“Según un artículo de Huffington Post, una siesta de depresión es -para una persona deprimida- una buena forma de lidiar con sus sentimientos, suspendiéndolos por un rato. Algunas personas que sufren de depresión dicen que duermen siestas de entre 4 y 6 horas al día”, dice la nota Naps and Other Ways to keep Depression Symptoms in Check que publica genesight y reproducimos hoy en TheG.
“¿Es acaso esta una elección saludable? Según Adriane Soehner, profesora adjunta de psiquiatría de la Universidad de Pittsburgh, no lo es. Sería genial poner a dormir la depresión, pero todos sabemos que no es así como sucede. Tomar siestas de vez en cuando no tiene implicancias para una persona que duerme bien y es mentalmente saludable, pero en el caso de una depresión, es mejor observar esta conducta”, continúa la nota.
Si sufrís de depresión, estas son las 4 sugerencias del artículo para mantenerte a flote (la primera, paradójicamente, tiene que ver con el sueño).
1. Dormí.
Una mala rutina de sueño puede acentuar los síntomas de la depresión. Según Mayo Clinic, los adultos necesitamos entre 7 y 9 horas de sueño por día. Esto no quiere decir que tenés que evitar las siestas. Si dormiste mal, una siestita puede mejorarte el humor y la capacidad de concentración. Según la National Sleep Foundation, una siesta de 20 o 30 minutos mejora tu performance sin dejarte zombi y no interfiere con el sueño nocturno. Es importante dormir bien para la salud mental. Si los síntomas de la depresión -como la ansiedad, la tristeza o los sentimientos negativos- no te dejan conciliar el sueño, conviene hablarlo con el doctor. Tal vez necesitás un estudio de sueño o una consulta con un especialista.
2. Sudála.
Hacer ejercicio es una recomendación común para casos de depresión. Los estudios demuestran que hacer ejercicio regularmente atenúa el mal humor y la ansiedad, a la vez que mejora la capacidad cognitiva y la auto-estima. Y no sólamente por la inmediata liberación de endorfinas post-ejercicio, sino también a largo plazo. Para Harvard Health, lo más recomendable es el ejercicio moderado prolongado en el tiempo. Esta clase de ejercicio estimula la liberación de neurotrofinas, que aumentan el tamaño de las células y crece nuevas conexiones. La OMS recomienda 150 minutos de actividad moderada o 75 minutos de actividad intensa por semana. Si el yoga no es para vos, el levantamiento de pesas y las clases de baile son súper recomendables para reducir el estrés y la depresión.
3. Sos lo que comés.
De la mano del ejercicio viene la nutrición. Un estudio reciente denominado SMILES comprueba que las personas con depresión severa o moderada pueden cambiar su humor con una alimentación saludable. El estudio se refería a una versión de la dieta mediterránea, que incluye:
✅ Alimentos recomendados: cereales integrales, frutas, vegetales, legumbres, lácteos descremados, frutos secos sin sal, carne roja, pollo, pescado, huevos y aceite de oliva.
🚫 Alimentos no recomendados: dulces, cereales refinados, fritos, comida rápida, carne procesada.
⚠️ Bebidas: un máximo de dos bebidas endulzadas por semana y un máximo de dos dosis de alcohol por día, preferentemente vino tinto.
4. Probá algo nuevo.
Existen innumerables terapias alternativas para aliviar los síntomas de la depresión, como la acupuntura y la meditación. Para la medicina china, la acupuntura es el proceso de insertar agujas en la piel en los puntos del cuerpo que se corresponden con determinados órganos. Según Scientific American, la acupuntura mejora el funcionamiento del organismo al corregir bloqueos de energía o desbalances. El mindfulness y la meditación están cobrando notoriedad por su incidencia en el ánimo. Según la American Psychological Association, la meditación relaja el cuerpo y la mente y crea un cambio psicológico. Existe una nueva tendencia llamada sofrología. Dice BeSophro que la sofrología es una “práctica de desarrollo personal que se basa en una relajación fácil, respiración, movimientos suaves, meditación y ejercicios de visualización que ayudan a resetear el equilibrio”. Consiste en una serie de ejercicios físicos y mentales simples que, si se practican con regularidad, resultan en un cuerpo relajado y calmo, y en una mente alerta. Según Niamh Lyons, fundador de American Sophrology, la práctica conduce a una calma interior inmediata, mejora el humor y da una sensación de relajación profunda, que mejora la concentración, la motivación, la auto-estima y el sueño.