¡Diccionarios!

Ser cool hoy es encontrar la palabra justa. Es tener el suficiente vocabulario como para pegarla, y causar impacto. Lo hacen los traperos cuando quieren llegar al corazón, lo hace @rosiestips cuando elige una palabra del diccionario para instruir a sus seguidores de Instagram semanalmente.
Después de años de bastardeo de la lengua, redes, hashtags y cocoliche, la palabra correcta tiene el poder de mil cuchillos. Indica lecturas, curiosidad, exposición. Permite matices. Seduce.
“Un diccionario no es necesariamente considerado un libro sexy o interesante, pero lo que no puede negarse es que dice la verdad”, apunta la lexicógrafa Jesse Sheidlower para The New York Times. “En este momento de la historia proliferan las dudas. Estamos todos necesitando definiciones claras de qué es cada cosa, y eso es justamente lo que te da un diccionario.”
Hay miles, algunos mejores que otros. Los bilingües, dice Lala Bruzoni, founder de TheGelatina, son una ventana al mundo. Pero en español hay uno que es especial: Diccionario de uso del español de María Moliner.
María Moliner fue una bibliotecaria española que un día decidió escribir su propio diccionario: “Estando yo solita en casa una tarde cogí un lápiz, una cuartilla y empecé a esbozar un diccionario que yo proyectaba breve, unos seis meses de trabajo, y la cosa se ha convertido en quince años”. La RAE nunca la quiso, y tampoco le concedió ningún mérito a su libro, que tiene más de 3.000 páginas y 80.000 entradas. Pero quienes probaron el sabor de la palabra justa son fanáticos. Entre ellos, García Márquez, Premio Nobel de Literatura: “María Moliner hizo una proeza con muy pocos precedentes: escribió sola, en su casa, con su propia mano, el diccionario más completo, más útil, más acucioso y más divertido de la lengua castellana, dos veces más largo que el de la Real Academia de la Lengua, y a mi juicio más de dos veces mejor.”