La terapia floral de Bach.
“Una cosa bella no muere sin haber purificado algo. No hay belleza que se pierda. No debe temerse sembrarlas por el camino. Allí permanecerán durante semanas, durante años; pero no se disuelven, como no se disuelve el diamante, y alguien acabará por pasar que las verá brillar, que las tomará y se marchará contento”, escribió Maurice Maeterlinck en La inteligencia de las flores, un pequeño tratado sobre la superioridad de las plantas.
Es muy antigua la Teoría de los Signos, por la cual se cree que las plantas contienen en su morfología -o en su nombre- la clave del órgano o la enfermedad que pueden curar. Sobre esta idea trabajaron los alquimistas medievales, entre ellos Paracelso, que fue uno de los primeros en postular que el macrocosmos (universo) está cifrado en el microcosmos (hombre) y que nos regimos por las mismas leyes.
Entonces, bastaría con observar atentamente la naturaleza para encontrar las correspondencias entre el hombre y el universo, y la armonía. En 1930, un médico inglés llamado Edward Bach desarrolló la misma idea de sanación holística a través de flores y creó 38 remedios para neutralizar los efectos de 38 emociones negativas.
Las flores de Bach
Edward Bach fue un médico inglés homeopático que creía que las enfermedades eran la manifestación sintomática de un desequilibrio emocional. “Lo que nosotros conocemos como enfermedad no es más que la etapa terminal de un desorden mucho más profundo, y es obvio que para asegurar el éxito completo de un tratamiento, enfrentar solamente el resultado final no será totalmente efectivo, a menos que también erradiquemos las causas primigenias”, escribió en uno de sus libros.
Bach diseño 38 esencias florales a partir de especies que se encuentran sobre todo en Inglaterra, cada una de ellas destinada a compensar una emoción indeseable como la melancolía, la soledad, el miedo, la envidia, la irritabilidad, etc, etc.
Bach tomó del hinduismo la creencia de que las flores son devas (seres superiores) que vibran una frecuencia alta que explica por qué se usan en rituales espirituales desde siempre. “También se dice que era astrólogo, y que por eso sus primeros doce remedios florales estaban directamente relacionados con los signos del Zodíaco o, más exactamente, con la posición de la luna en el nacimiento”, dice Jackie Fedele, terapeuta floral y artística a quien TheG entrevistó para esta nota.
Bach creía que estas pociones energéticas tenían la capacidad de restablecer la conexión entre el cuerpo y el alma, aplacando el efecto destructivo de las emociones mal canalizadas. Más que un antídoto, su tratamiento debe pensarse como un catalizador de la salud, como una ayuda para salir de círculos paralizantes y viciosos. “La salud no es sólo la ausencia de enfermedad sino un concepto más amplio que refleja en nuestra vida lo que Bach llamó estados en la curación: Paz, Esperanza, Alegría, Fe, Certidumbre, Sabiduría, Amor”, dice Jackie.
La alquimia floral
“Las esencias se obtienen cargando una flor en un bowl con agua a la luz del sol durante dos horas o, también, hirviendo la flor en el agua durante 30 minutos. Se cree que el agua toma así las vibraciones curativas de esa flor en particular, aunque no quede en el líquido ningún resto botánico”, explica la nota Can Nothing Change Your Life? publicada en The Cut.
La mayoría de las plantas que Bach usó en sus remedios son especies silvestres que crecen en zonas naturalmente preservadas. Ninguna de ellas es tóxica o venenosa, y las cultivadas no sirven. Para su óptimo aprovechamiento, el momento de la cosecha de la flor es crucial: debe hacerse en el pico de su maduración, y en un día de sol sin nubes. Las flores deben cargarse inmediatamente para obtener la mejor energía posible.
“La terapia floral es una terapia natural, energética e integrativa. Aún cuando no haya síntomas físicos o patologías, podemos hacer buen uso de las esencias florales tomándolas como aporte energético y vibracional a nuestra vida de todos los días. Así se puede lograr (y conservar) ese estado de vitalidad, energía, activación y regeneración al que todos aspiramos para sentirnos plenos y satisfechos.”, dice Jackie Fedele.
¿Cómo es tu manera de trabajar con las flores de Bach?
Trabajo con terapia artística antroposófica, que aborda al ser de manera integral uniendo sus dimensiones física, anímica y mental. Me apoyo en las flores de Bach, en la producción artística y en un diario (o cuaderno, o bitácora) donde invito al paciente a reescribir su historia. Le propongo ejercicios para ayudarlo a encontrar otros detalles que completan el relato y no presentan los hechos de su vida aislados o arbitrariamente.
Concretamente, ¿cómo procedés a partir del diagnóstico?
Después de un par de encuentros en los que me informo del motivo de su consulta, le doy una fórmula floral especialmente diseñada para ayudar en ese tema. Pongamos por ejemplo que llega alguien con problemas con sus vínculos masculinos: le acerco el elemento que haga de contraparte para resaltar su femenino. La terapia floral funciona compensando pero también ayuda a enfrentar los miedos para resignificarlos bajo la atención terapéutica. Esas flores se toman todos los días a la mañana y a la noche, 3 ó 4 gotitas. También sugiero ejercicios, meditación y producción escrita y artística, y hago un seguimiento una vez por mes.
¿Cómo te das cuenta de que una persona mejora con las flores?
Hay dos manifestaciones muy notorias: primero en el afuera, cuando la gente empieza a verla distinta. Y también por adentro, cuando empieza a tener sueños diferentes y aparecen cosas nuevas. De más está decir que es importante estar abierto y dispuesto. Creer que te hará bien habla de la fidelidad de uno mismo con lo que está haciendo, un compromiso que hace eco en la naturaleza y resuena en uno.
¿Las flores de Bach sirven para tratar problemas físicos?
No, sobre todo temas emocionales. Pero, cuando el yo se fortalece, se traduce en el cuerpo. Una persona presente es una persona que piensa, siente y actúa en armonía. La propuesta de Bach es conectar con nuestro lado oscuro (la oscuridad es la contracara de la claridad) para iluminar nuestros aspectos y desarrollar una relación de amistad con uno mismo. Entrar en nuestro templo, en nuestra alma ayuda a integrar la oscuridad sin rechazarla.
¿En qué difiere la terapia floral de un ritual chamánico?
La diferencia es esencial. Culturalmente estamos acostumbrados a recibir un diagnóstico desde afuera y a que nos ofrezcan una solución exógena a nuestro problema. Esto funciona así en la medicina alopática pero también en un ritual chamánico, donde además no hay trabajo consciente porque estamos bajo el influjo de sustancias. La terapia floral nos invita a armar una fórmula que potencia la intimidad de uno con uno mismo, ese espacio necesario para descubrirse y trabajar conscientemente en el síntoma. Las Flores de Bach son catalizadoras de información que nos ponen en contacto con nuestra conciencia para tomar parte activa y responsable en nuestro propio proceso.
¿Qué es el Remedio de Rescate?
Es una combinación de cinco esencias florales que tienen todos los componentes necesarios para volver al cuerpo después de un shock emocional paralizante. Se usa en situaciones de emergencia para aplacar los efectos del trauma.
Creer o reventar
“No tengo la menor idea si funcionan. Pero yo las tomo como un talismán”, dijo Naomi Klein, la periodista canadiense autora del bestseller No Logo, y aclaró que empezó a tomar Flores de Bach cuando la destinaron como reportera a Irak, para calmar los nervios.
Un estudio realizado en 2009 en Austria sobre los efectos concretos de las flores de Bach en problemas psicológicos no arrojó resultados fehacientes. De hecho, se analizaron dos grupos: uno presentaba problemas de ansiedad y el otro, déficit de atención. Al cabo de la observación, ninguno de los dos mostró efectos distinto al del placebo.
Las Flores de Bach fueron reconocidas por la Organización Mundial de la Salud como medicina alternativa. Forman parte del grupo de rituales neo-espirituales que proponen vibrar en sintonía con lo que se desea. Y bajo ese paraguas caben pedir, rezar, intencionar, prender una vela votiva o escribir, o pintar. Se trata de no intelectualizarlo todo sino al revés: salir de la mente, conectar con los estrellas del cielo, o con las religiones más antiguas y más distantes para tomar un poco de perspectiva, tan necesaria. Irnos de acá un rato. Hoja en blanco. Cuenta nueva. Identidad refrescada.
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