Sin pelos en la lengua, je.
Primero, desnudémonos de la mala educación. Esa que dice que tener sexo es coger, que el objetivo es acabar, que existe el orgasmo vaginal, que sólo los hombres ven porno, que en la variedad está el gusto, que debe ser espontáneo, que si no tenemos sexo equis veces por semana algo anda mal, que arriba, o abajo, que tu parte de adelante, que por atrás, a la mañana, a la noche, que dildo es manotazo de ahogado, etc, etc, etc. En el sexo no existen los parámetros porque gozar quiere decir cosas distintas para todos.
El bienestar sexual es una industria en alza. Felizmente, porque desplaza el pudor y porque reescribe un guión gastado y centrado en el goce masculino. En su pene.
“En 2023 el mercado global de los juguetes de la intimidad —pronostica ResearchAndMarkets.com— alcanzará los 35.000 millones de dólares. En 2018 la consultora IbisWorld estimó que las tiendas para adultos facturaron 10.000 millones de euros. Al tiempo irrumpe la mujer y la tecnología en un discurso que va más allá de condones y viagra. Son vibradores, contraceptivos, plataformas de educación sexual; es placer, salud, deseo. Reivindicación de la existencia humana”, dice la nota El deseo femenino pide paso en la industria del sexo que publica el diario El País.
Dame fuego
Las creadoras de Dodo Moore, una plataforma de bienestar sexual, se conocieron trabajando en Publicidad y Marketing. Hace un tiempo ya le vienen dando vueltas a la idea de explorar este nicho, que tradicionalmente -y sobre todo en América Latina- carga con un sesgo machista, resultadista y burdo.
“Cuando contamos de la plataforma, en general la reacción es: ¿qué es: un sex shop?”, cuenta Juli, una de las socias. “Pero es un concepto más amplio que, además de venta de juguetes, vende experiencias sensoriales. En Dodo Moore no nos interesa comerciar con el sexo sino facilitarlo. Por eso armamos las categorías Sanctuary, donde proponemos llevar el bienestar al hogar a través de velas y fragancias (lo que puede terminar o no en sexo); Intimate, donde hicimos una curaduría de ropa íntima muy original para verse y sentirse bien, y la sección Toys, donde están los juguetes pero también lubricantes especialmente desarrollados por un laboratorio argentino para cuidar del cuerpo”, cuenta Juli.
“Cuando vas al médico a hacerte un chequeo, te pregunta cómo comes y cómo dormís, pero no es tan común que te pregunte cómo es tu vida sexual. Nosotros creemos que tener una sexualidad plena te mejora mucho la vida. Por eso nos importa revalorizar el bienestar sexual y ponerlo en el lugar donde tiene que estar.”
“En el mundo se vive una normalización del tema. Hay series en Netflix, la educación sexual se incluye en la curricula de los colegios y el tema hasta gana su espacio en la agenda política. Porque tiene que ver con el cuidado personal.”
Dodo Moore lanzará próximamente una línea de juguetes importados high tech que además son hermosos, objetos de culto, totem y tabú.
“Nuestro target es mayormente el segmento de mujeres entre 40 y 50 años, que en general muestran mucha curiosidad ante el tema. Pero los hombres también son fuertes clientes porque, aunque el fin es explícito, la seducción es muy importante. Por ejemplo, tenemos un deal con una florería y entonces mandamos dildos con flores: es una manera de hacer llegar mensajes pícaros de una manera hermosa. El soft landing del juguete, jaja”, dicen las fundadoras de Dodo Moore.
A little less conversation, a little more action
TheG conversó con Camila Camparin, psicóloga con posgrado en sexología clínica, que es la pata educacional de Dodo Moore.
La industria del sexo -y hasta el porno- se volvió cool. ¿Por qué creés que pasó esto?
Por el empoderamiento de las mujeres, que ahora tomamos el lugar del deseo y del placer y trabajamos para nuestro goce. Tradicionalmente era el hombre el que sabía de sexo, el que nos enseñaba, el que hacía lo que nos gustaba, o lo que él creía que nos gustaba. Pero ahora las mujeres le estamos dando importancia a nuestro placer. El auge de los dildos, de los sex toys, de los libros y las películas eróticas tiene que ver con eso: a las mujeres nos está importando más nuestro placer, nos hacemos dueñas de él. Y responsables, porque también implica el trabajo de buscar lo que nos gusta. Y con el porno pasa lo mismo: el porno convencional está dirigido a los hombres porque el foco está puesto en su placer. Pero últimamente se empezó a armar un porno distinto, que se llama ético o feminista, que saca el foco del sexo puro y duro y lo pone en el levante, en la previa, en el chape, en ponernos un preservativo, todas cosas que nos hacen sentir más cómodas a las mujeres. En realidad se trata de un porno más real, es lo que nos pasa a todos y todas en el encuentro.
¿La presión por mantener vivo al sexo cae más sobre las mujeres que sobre los hombres?
Bueno, hay dos cosas. Al hombre le cae la presión de tener que tener ganas siempre. Y a la mujer, la presión de tener que estar siempre dispuesta para el placer del hombre: tener que estar depilada y lista para cuando el hombre quiera. Cuando un hombre es infiel, lo primero que se piensa es que la mujer no lo atendía como debía, que no hizo lo suficiente para retenerlo. El sexo es una relación, no es un protocolo, es un diálogo entre dos. Y además es un diálogo constante, porque los gustos van cambiando. Un diálogo asertivo, con buena onda, donde puedo decir lo que me gusta y lo que no me gusta, como hacemos con otras áreas de la relación, pero también escuchando al otro. El sexo también se construye. No es algo dado que se pone en una cajita de cristal.
¿Quiénes ven más porno: las mujeres o los hombres? ¿En solitario, o compartido?
Los hombres, y en solitario. El porno está un poco bastardeado pero no deja de ser una película, no deja de ser ficción. Si a la persona le sirve para calentarse, ¡dale que va! No hay que demonizarlo ni tampoco idealizarlo como una meta a alcanzar, porque el porno es ficción, tengámoslo presente. Pero una ficción súper efectiva: es una de las herramientas que mejor funciona para aumentar el deseo sexual, porque es el alimento de nuestra fantasías.
¿Los tríos también funcionan más como fantasía? ¿Qué pasa cuando se concretan?
Depende de cada pareja. Lo que se ve en el consultorio es que el trío es un recurso para encender la chispa de la pareja, pero si no hay buen sexo o buena comunicación previa, meter a otra persona termina complicándola mucho más. Si se quiere concretar, hay que hacer un trabajo antes: la pareja tiene que estar muy afianzada, tiene que haber muchos acuerdos: ¿traemos una persona que conocemos? ¿una que no conocemos? ¿hacemos tal práctica? ¿tal otra no? El trío termina funcionando más como una fantasía, porque es muy difícil de concretar.
¿El swingueo también es una fantasía o hay parejas que se lo bancan?
Es más difícil todavía que implementar que un trío, porque acá son dos parejas que se tienen que comunicar y poner de acuerdo. Pero hay parejas que lo sostienen en el tiempo, es más un estilo de vida que una práctica.
¿Hay una edad para disfrutar más del sexo?
No, la edad que cada uno tiene. La sexualidad va cambiando mucho con el paso del tiempo, pero cada edad tiene sus pros y sus contras: tenemos que encontrar lo mejor de cada edad. Al principio la novedad es lo que más te calienta pero cuando pasan los años la experiencia te permite otra manera de disfrutar el sexo… No, no hay una edad mejor o peor.
¿En qué momento una persona recurre a los dildos? ¿Y en qué momento una pareja recurre a los dildos?
En general lo que se ve es que hay una tendencia a buscar un juguete cuando estamos solos o solas, aunque en verdad es más de mujeres el tema de los juguetes, hay más oferta para ellas. Pero es propio de cuando nos empezamos a descubrir, cuando entendemos que la autosatisfacción nos va a llevar por el buen camino, con nosotros mismos y después con otro. En cuanto a las parejas, es todo lo contrario: cuando están en el peor momento, cuando el sexo se volvió monótono porque siempre hacen lo mismo y a la misma hora, ahí es cuando recurren a un juguete. En las parejas no es tan fácil: los hombres rechazan de primera el juguete para el encuentro sexual, se pueden sentir desplazados.
¿Cuál es el motivo más frecuente de consulta de las mujeres? ¿Y de los hombres?
El de las mujeres es la disminución del deseo sexual, estando en pareja o solas. Se lo llama deseo sexual hipoactivo y puede pasar en todas las edades. Los hombres consultan por problemas de erección (cuando tienen más años) o por eyaculación precoz (entre los 20 y 30 años), porque tiene mucho que ver con la ansiedad en este caso.
¿Qué es la previa?
Es un concepto antiguo, porque refuerza la idea de que el sexo es el coito. De hecho, estamos buscando una palabra nueva para definir todo eso que pasa antes, el chape, el franeleo, la masturbación, el sexo oral… Todo eso es sexo también.
¿Las sustancias (alcohol, drogas) ayudan o no ayudan?
Depende de la medida, porque al principio te desinhibe pero para una persona que tiene pérdida de erección va a ser contraproducente. Puede ayudar más en la parte del levante pero al momento de tener sexo puede que no nos ayude a tener control sobre nuestro cuerpo.
Se habla mucho de la previa pero no del post…
Uy, sí el post es súper importante. Está muy invisibilizado y es una pena porque es un momento de tanta intimidad tener sexo con alguien que el post es lo que te terminás llevando a casa. Es determinante para los próximos encuentros. Tendría que seguir habiendo una conexión entre los cuerpos y entre las personas después del coito, pero a veces eso no pasa porque en general está instalado que la relación termina cuando el hombre acaba. Pero tranquilamente se puede seguir, viendo una película, compartiendo una comida, prolongar ese encuentro. Hay sólo dos cosas mejores que el sexo: el antes y el después.