Aceite de pescado

“En 1971, un equipo de investigadores daneses descubrió que los esquimales de Groenlandia presentaban niveles más bajos de colesterol y trastornos coronarios que los esquimales de Dinamarca. Con el estudio nació la teoría de que una dieta rica en ácidos grasos de origen marino favorece la salud del corazón. Desde entonces, el aceite de pescado y los ácidos Omega-3 son tema de miles de papers que exploran sus efectos”, dice la nota Should I take fish oil? que publica The New York Times.
El estudio, que se llama Vital (por The VITamin D and OmegA-3 TriaL) y que todavía está en curso, mide cómo reacciona una muestra de 25.000 personas a los suplementos de Omega-3 y ácidos grasos. “Los resultados confirman que los suplementos de Omega-3 no reducen el riesgo de enfermedades coronarias en la población normal, pero sí lo hacen en el sub-grupo de los que no consumen (o consumen muy poco) pescado. En individuos saludables, tomar suplementos de aceite de pescado no es necesario: alcanza con comer dos porciones de pescado graso por semana”, dice la nota.
El cuerpo humano no produce por sí mismo ácidos grasos Omega-3 sino que los obtiene del consumo de alimentos: fundamentalmente de pescados grasos pero también de las nueces, semillas de chía, de lino, aceite de canola, de oliva, palta, soja, avena y tofu, entre otros. Aportan grasa poliinsaturada, que reduce los triglicéridos y beneficia a los sistemas cardiovascular e inmunológico. Aunque todavía inconcluso, el estudio Vital analiza el vínculo virtuoso entre el consumo de ácidos grasos y la salud del sistema nervioso y el cerebro.
Como siempre decimos en TheG, la mejor manera de suplementarse es a través de una alimentación balanceada, pero si hay que recurrir a suplementos vitamínicos envasados, es aconsejable revisar el contenido declarado en los rótulos, porque existe gran variedad de productos en el mercado y podrían contener conservantes u otras sustancias no recomendables. Y consultar siempre a un profesional de la salud antes de automedicarse. Los suplementos de Omega-3 son de venta libre y en general no presentan contraindicaciones, aunque se han registrado casos de dolor abdominal producto de la ingesta excesiva de cápsulas.
Según la nota publicada por The New York Times, la producción de suplementos de ácidos grasos destruye el equilibrio biológico marino, porque anualmente se procesan 25 millones de toneladas de peces pequeños para reducir a suplementos. “Esto deja un agujero en la cadena de alimentación, porque los peces más grandes, los mamíferos marinos y hasta las aves de mar quedan privados de peces como la anchoveta peruana, uno de los más requeridos”, dice la nota. Para los veganos, existe la opción de los suplementos de Omega-3 que se obtienen de la reducción de algas, y cuyos efectos son similares a los de origen animal.