“La salud y el bienestar sólo se pueden lograr si uno se mantiene espiritualmente centrado, alerta contra el derroche de energía, promoviendo el flujo constante de qi (flujo vital) y de sangre, manteniendo el equilibro entre el yin y el yang, adaptándose a los cambios de las estaciones y a las influencias macro cósmicas, y alimentándose de manera preventiva. Este es el camino hacia una vida larga y feliz”, dice el Neijing, un clásico de la literatura china que se atribuye a Huang Di, el Emperador Amarillo, que reinó en China en el tercer milenio a.C. (por eso también se conoce al libro como El clásico de Medicina del Emperador Amarillo).
Para la medicina china tradicional, los seres humanos formamos parte del universo y respondemos a sus leyes. Por eso no hay distinción entre los factores externos -geográficos, climáticos, estacionales- y nuestros cambios internos. Cuando llega el invierno, hay que adaptarse al invierno, reservarse, volver. El libro propone descansar mucho, meditar o hacer yoga todas las mañanas en una habitación cálida y con sol, mantenerse calentito con baños de agua templada y abrigo, y alimentarse con comidas y especies termogénicas. La sopa de miso y el té de jengibre son como el agua y el pan de la temporada de frío. “El período de los tres meses de invierno se llama cerrar y almacenar: el agua se hiela, la tierra está agrietada por el hielo y el yang está encerrado y escondido”, dice el libro.
En India, el ayurveda considera que cada persona tiene una constitución especial determinada por tres elementos sutiles que se llaman doshas: Vata, Pitta y Kapha. Para el ayurveda, estos elementos también definen el entorno: el invierno es una estación Kapha donde predomina una energía fría, lenta y pesada. Para equilibrarla, el ayurveda recomienda comidas tibias y livianas, con legumbres, coles y especies picantes como el jengibre y la pimienta. En el ayurveda los aceites ocupan un lugar central, sobre todo en invierno, porque recomponen la piel y le dan calor al cuerpo (en sánscrito, la palabra sneha significa al mismo tiempo aceite y amor). Cuál es el mejor aceite para cada cuerpo depende de la constitución predominante de los elementos que mencionamos, pero para el frío se recomienda el de sésamo porque es gran transmisor de calor. El de coco también es muy preciado, pero es preferible para el calor.
En nuestra sociedad occidental, invierno se asocia a comidas calóricas, chocolate caliente, dulces. Y no podemos escribir sobre cómo estimular nuestras defensas naturales sin hacer mención a los azúcares. “Hay azúcares naturales en frutas y verduras y azúcares agregados en comidas o bebidas procesadas. Los azúcares naturales y los procesados se metabolizan igual en nuestro cuerpo. Pero, para la mayoría de las personas, consumir los naturales no tiene efectos negativos sobre la salud porque la cantidad de azúcares está envuelta en fibra y otros nutrientes. En cambio, nuestros cuerpos no necesitan ni se benefician con los azúcares agregados”, dice el artículo Are certain types of sugar healthier than others? publicada en Harvard Health.
“Ningún dulce es bueno para el intestino, pero los menos perjudiciales para otras funciones del cuerpo son los que tienen nutrientes, como los dátiles, los que vienen de plantas como el agave, la miel o el azúcar mascabo. El endulzante menos perjudicial de todos, incluso para el intestino, es la hoja de stevia, pero no el polvo comercial sino la hoja misma triturada o entera”, dice @claramedicinachina.
Emma-Louise Newlyn escribió para GOOP una lista de cuidados para el invierno:
- Levantarse con el sol
- Desperezarse lentamente para activar la circulación
- Tomar un desayuno caliente y nutritivo
- Abrigarte y usar sombrero si hace mucho viento afuera
- Apagar el estrés y pensar en positivo
- Limitar el consumo de azúcar
- Almorzar un plato nutritivo, lleno de colores y vitaminas
- Tomar mucha agua
- Consumir comidas naturalmente dulces
- Agregar especias a los platos y a las bebidas, como canela y jengibre, y consumir ajo algunas veces por semana
- Hacer ejercicio
- Socializar
- Cenar algo casero
- Tomar una taza de leche orgánica calentita antes de irse a la cama
- Meterse en la cama alrededor de las 10
En estos tiempos de cuidado, abrirse a consejos ancestrales es una sabia receta. Que, por otro lado, no requiere de grandes destrezas: cuando se apaga el ruido exterior, escuchamos fuerte el cuerpo y sus pulsiones primarias.