Gurdjieff (I)

“Si fuéramos totalmente sinceros con nosotros mismos -no en el sentido general de la palabra, sino despiadadamente sinceros-, entonces sabríamos que la pregunta ¿qué somos? no tiene respuestas cómodas. Más bien provoca confusión, y ganas de repreguntar: ¿En qué sentido? Es entonces cuando nos damos cuenta de que hemos vivido la mayor parte de nuestras vidas sin hacernos esta pregunta, que hemos dado por sentado, como un axioma, que somos alguien, incluso alguien valioso. Pero somos completamente incapaces de explicarle a otra persona qué es eso que somos, y a veces ni siquiera podemos articular una idea, porque no la tenemos. ¿Acaso la razón por la que no podemos definirnos es porque eso especial que creemos que somos simplemente no existe? ¿No es raro que nos prestemos tan poca atención? ¿No es peculiar cómo cerramos los ojos a lo que realmente somos y preferimos ir por la vida convencidos de que somos alguien valioso? Fracasamos en ver el vacío que esconde la fachada que armó nuestra propia distorsión, y nos resistimos a aceptar que ese valor es puramente convencional. […] Si nos tomamos el trabajo de pensar y razonar, cada uno de nosotros podrá volver a sí mismo. Pero tenemos que empezar por solucionar el problema de qué somos y qué lugar ocupamos en el mundo. Porque, sin este conocimiento, no habrá centro de gravedad para nuestra búsqueda”, escribió Gurdjieff en En busca del ser: el cuarto camino hacia el conocimiento.

George Ivanovich Gurdjieff nació en 1866 en el Cáucaso, de madre armenia y padre griego. Angurriento del saber, ya desde niño era especial y misterioso. Habló temprano turco, armenio, ruso y griego, y de adolescente fue discípulo de un sacerdote ortodoxo que lo formó en historia, teología, matemáticas, química, astronomía, anatomía y fisiología. A los diecisiete se abrió al mundo, y son tantas las peripecias de su vida que no alcanzarían ni diez notas para contarlas. Pero estuvo en el Tíbet, en India, en Egipto, en Creta y en Afganistán, y exploró el budismo, la kabbalah, el cristianismo, el eneagrama y la sabiduría de los números.
Gurdjieff es una figura controversial. A la sabiduría de Oriente le aplicó la ciencia de Occidente, y armó un modelo tan peculiar como él mismo, con su frente calva y sus bigotes en punta. Gurdjieff tenía una intuición peculiar, que probablemente derivaba de un estado de conciencia superior, de tan profundo. Se lo juzga esotérico, en el sentido de que es difícil de entender, tan interior que puede volverse críptico.
La obsesión de Gurdjieff era sacar a las personas de su automaticidad, despertarlas para que recuerden lo que traen grabado en el corazón. Para eso, proponía El Cuarto Camino, una vía de autoconocimiento que trasciende las propuestas que ya todos conocemos. Es importante lo de camino, porque Gurdjieff no aspiraba a transmitir un saber que llegara desde afuera sino todo lo contrario: el conocimiento es interior, y personal, y está en nosotros.
Su doctrina se modela sobre los otros tres caminos tradicionales de exploración:

  1. El camino del faquir. Es el camino del esfuerzo físico y del dominio de las funciones motrices. Su voluntad se desarrolla en el control de las dificultades del CUERPO.
  2. El camino del monje. Es el camino de las emociones. Propone el gobierno de lo que nos es más espontáneo para sumirlo en la devoción del ESPÍRITU.
  3. El camino del yogui. Es el camino del conocimiento. Se avanza en este camino cuando uno perfecciona las habilidades de la MENTE.

Para Gurdjieff, alguien realmente es cuando logra unir sus tres centros. Y esto se lo gana uno, no viene de nadie más. Es lo contrario a un dogma: es una invitación a sospechar, a intuir, a buscar.
“El Cuarto Camino es, finalmente, una vía práctica que asegura un cambio total de consciencia. No se trata de saber más, sino se ser más. Para achicar la grieta entre el conocimiento y la sabiduría se requiere práctica. La consciencia prolongada demanda un esfuerzo constante, la capacidad de hacer prevalecer nuestros objetivos por sobre nuestros deseos más efímeros”, dice ggurdjieff.com.

Cómo y más sobre Gurdjieff, el próximo domingo.