Gwyneth paltrow, una mujer normal

En 2013 la revista Star Magazine la consagró la celebridad más odiada de Hollywood. Un par de años después, en una entrevista en la BBC, Gwyneth Paltrow se refirió a ese premio con el mismo humor con el que afronta todo: “Lo primero que pensé fue: ¿de verdad? ¿yo? ¿la más odiada? ¿más que Chris Brown? La única opción que tengo es ser mi verdadero yo y, cuando me conocés, entonces sabés quién soy, que me sé divertir y me gusta comer y disfruto mucho de mi vida. Pero supongo que algunas de las cosas que hago llevan a la gente a sacar sus propias conclusiones”. Exactamente una semana después de subir al podio de la más odiada, la revista People la consagraba “la mujer más linda del mundo”. A propósito, dijo: “Tuve que leer el mail mil veces. No lo podía creer. Por un minuto pensé: pará, ¿cómo es? ¿Me detestan o soy la más linda?

Sí, por un lado, dicen que es frívola, que no tiene los pies sobre la tierra -aunque le gusta andar descalza-, que es elitista, que su vida es puro marketing. Por otro, dicen que es sincera, que what you get is what you see, que si lo que hace provoca es justamente porque no lo disfraza.

Nació el 27 de septiembre de 1972 en Los Angeles. Es hija de la boho-chic Blythe Danner, una actriz de carrera que interpretó -entre muchos otros- el papel de la madre de la novia y mujer de De Niro en la saga de los Fockers, y de Bruce Paltrow, productor y director de cine. Tiene un hermano menor que también se dedica al cine y su padrino es… Steven Spielberg. Estudió en los mejores colegios de California y, cuando tenía quince, se fue de intercambio estudiantil a España, donde aprendió español. También habla francés.

Es rubia, flaca, culta, garbosa, heterosexual, rica y bastante cómica. Tiene una bañadera en el cuarto, le gustan las flores de estación y canta muuuy bien (hace un cover de Kiss, el tema de Prince, en Glee que no se puede creer). Aunque no parezca, come papas fritas, fuma ocasionalmente y toma alcohol. La obsesionan las historias de asesinatos, tanto de ficción como las que aparecen en el diario. “I am who I am. Creo que el verdadero motivo por el que la gente me odia es porque me rompo el alma trabajando.”

Buenas y malas
Empezó a trabajar como actriz de muy chica. Antes de cumplir veinte, protagonizó Shout con John Travolta. En los diez años siguientes, fue la estrella de películas como Emma, Grandes esperanzas, Hush y otras, hasta que se consagró con Shakespeare enamorado, papel que le mereció un Oscar a Mejor Actriz, vestido rosa chicle Ralph Lauren, rodete en la nuca, y muchas lágrimas al dedicarle el premio a su padre, “que pasó por muchas pruebas este año”.

A Bruce Paltrow, su padre, le habían diagnosticado cáncer de garganta y murió a raíz de eso un par de años después. “Nos fuimos de viaje a Italia todos a festejar mi cumpleaños número 30. De repente empezó a sentirse no muy bien, y se agarró una neumonía doble y, fue así, se murió, en el viaje, justo después de mi cumpleaños…”

“Todo se puso muy denso después de su muerte, tanto en el trabajo como en mi vida personal. Me sentía distante, como la cáscara de mí misma. Perder a mi papá me cambió la perspectiva por completo. Me acuerdo que pensé: ya no puedo seguir viviendo una vida tibia, tengo que hacer que valga la pena.”

Tres semanas después de esta pérdida, Gwyneth conoció a Chris Martin en el backstage de un recital de Coldplay. Se casaron al año, ella embarazada de su primera hija, Apple. Y se mudaron a Londres. Aunque seguía trabajando de actriz aquí y allá, empezó a replantearse prioridades. En 2006 nació Moses, que llegó con depresión post-parto bajo el brazo. “Fue realmente un shock para mí, jamás pensé que podía pasarme. Había estado tan eufórica después del nacimiento de Apple que pensé que con Moses sería igual… Pero me llevó un tiempo. De verdad entré en un lugar muy oscuro. Cuatro meses después del parto, Chris vino un día y me dijo: algo no está bien con vos. Pero yo repetía: ¡Estoy bien! Chris se dio cuenta, y medio que rompió la burbuja. En una depresión hay distintos niveles de sombra, es por eso que creo que es importante hablar del tema. Fue una etapa muy dura, me sentía un fracaso.”

“Un día un médico me sugirió tomar antidepresivos. Claro, pensé, si los necesito los voy a tomar. Pero al mismo tiempo pensé: ¿y si pruebo con terapia, y empiezo a hacer ejercicio otra vez, y dejo el alcohol y me doy un tiempo para regenerarme y dormir bastante? Logré salir, poco a poco”, dice en un Podcast de Goop.

Consciously uncoupling
Lo que hizo Paltrow es cambiar consumo de psicofármacos por trabajo de raíz, tanto a nivel psicológico como físico, y este es in nuce el business plan de Goop. Pero tuvo una recaída, y otra vez volvió a sentir aquello de la cáscara de sí misma: “Una tarde soleada en Londres, en la primavera de 2011, creí -sin ánimo de sonar demasiado dramática- que me moría. Acababa de servir el almuerzo en el jardín de casa. Ya me había sentido mal mientras lo preparaba, pero no había podido identificar por qué. Tenía la sensación de que me iba a desmayar y que no estaba pensando claramente. No dije demasiado mientras comíamos. Había invitados queridos y era una domingo cálido y hermoso, pero yo no estaba ahí. Me asusté. Me paré para levantar la mesa y noté que mi mano derecha no estaba respondiendo bien, y entonces vi todo borroso. Sentí una puntada en la cabeza y que no podía hablar, y tampoco respirar. Pensé que estaba teniendo un ACV”, cuenta Gwyneth Paltrow en su libro It’s all good.

“Decidí que tenía que hacer algo para ponerme bien. Y entonces fui a ver a mi amigo y doctor Alejandro Junger. Me sacó sangre para hacerme varios estudios y, cuando me llamó un par de días después, sonaba sorprendido. Estaba muy anémica, tenía deficiencia de vitamina D, el hígado muy congestionado, mis niveles de estrés altísimos (algo con las suprarrenales), inflamación y las hormonas totalmente desbalanceadas.”

La cuesta arriba de su recuperación coincidió con la cuesta abajo de su matrimonio. Gwyneth y Chris se divorciaron -en realidad, se separaron conscientemente- en 2014 en medio de rumores de infidelidad. Lo de ellos es una coparentalidad amigable y civilizada, hasta comparten vacaciones con sus hijos y las respectivas nuevas parejas de ambos. Gwyneth se volvió a casar con el productor Brad Falchuk en una ceremonia en el jardín de su casa, donde algunos años antes dispersaron las cenizas de su padre.

Honestidad brutal
La acusan de vegana, pero come carne. La acusan de recomendar productos o tratamientos que caen bajo el paraguas de las pseudociencias, pero ella dice que solamente los presenta con notas o entrevistas. La acusan de elitista, pero ella dice que los auténticos pilares del bienestar se encuentran en la naturaleza y están disponibles para todos. “Estar en contacto con la naturaleza, meditar, comer comida real. Si les dijera a nuestros antepasados que alimentarse con lo que ofrece la naturaleza es elitista, pensarían que estoy loca”. La acusan de promover la anorexia a raíz de la expresión “leanest livable weight” (el peso vital más bajo) que apareció hace poco en una nota en Goop, pero ella se defiende diciendo que esa es la opinión de un médico (no la suya) y recomienda leer la nota para entender que lo que propone es justamente tratar de cruzar nunca el límite de IMC (Índice de Masa Corporal) de cada uno, porque es la vía directa a recuperar el peso nuevamente.

“Lo que hace GP es romper el contrato tácito que hay entre una celebrity y el mortal que la sigue. En una revista femenina típica, el pacto implícito es no hacer sentir mal a la lectora diciéndole que podría tener lo que tiene la celebrity si tan solo se esforzara un poco más. ¡Está en mis genes, qué le voy a hacer!, dice la celebrity. Pero GP es diferente. Ella habla abiertamente de las hábitos alimenticios y de las rutinas físicas que la hacen verse como se ve. Claro que es mucho más fácil estar sentado en tu casa y no hacer nada y criticar a los demás, declaró a Elle en 2011. Yo tengo una buena vida, escribió en Goop, porque no soy pasiva al respecto. Alimento lo que me hace bien, y lo hago sin perder tiempo”, escribió Taffy Brodesser-Akner sobre ella en The New York Times.

Gwyneth Paltrow fue una de las primeras actrices que denunció al productor Harvey Weinstein, y dice que lo hizo pensando en su hija adolescente y en el mundo del trabajo que ella va a tener que encarar algún día. Aunque es una especie de Reina Midas, que convierte en oro todo lo que toca, en muchos otros aspectos le tocó la suerte esquiva que nos toca a todos. Solo que ella tomó su corazón roto, como diría Meryl Streep, y lo transformó en… una compañía.


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