Mañana es lunes

Es mejor planear.

“Si fallás al prepararte, te estás preparando para fallar”, dijo Benjamin Franklin, y esta vez tomamos prestada la cita para hablar sobre lo difícil que resulta a veces equilibrar la vida profesional con la doméstica. Y cómo podemos anticipar algunas cosas para no terminar arrolladas por el tiempo.

En general, pensamos el día en bloques: el bloque de las ocho horas promedio de trabajo y el bloque de la familia. Binario. Todo lo demás, que es muchísimo, se acomoda donde puede, se amontona, desbarata la rutina y termina con nosotras nerviosas porque perdimos el control. Porque nunca los bloques están tan discriminados: los hijos llaman al celular cuando estamos reunidos y el teléfono manda notificaciones cuando estamos cenando con los hijos.

Mañana es lunes: todo vuele a empezar. El año arrancó hace poco. Dentro de algunos días, también empieza el colegio. En TheGelatina, nos parece que este es el momento ideal para planear.

Martina Kist es holandesa pero vive en Argentina. Es consultora económica en www.viernesconsoda.com, tiene cuatro hijos (las dos mayores viven en Europa), vivió en once ciudades del mundo, habla cinco idiomas y es autora de 10 pequeñas teorías sobre los argentinos, un libro que escribió en español donde nos hace de espejo. “En mi educación se valoraba mucho la capacidad de prever. Dejarse sorprender por un problema evitable era “algo malo”, un error de previsión. Soy una persona bastante independiente y voluntariosa, que le gusta lograr lo que quiere (mi marido dice que soy la persona la más decidida que conoce). Según yo lo veo, es más fácil lograr lo que querés cuando planeás bien”, dice Martina. 

Ante todo, una advertencia
En realidad, no se trata de manejar el tiempo, se trata de administrar la atención. Hay muchas cosas de la rutina que pueden planearse para hacerlas de una vez y sacárselas de la cabeza, como los regalos de cumpleaños para los compañeritos del cole o las citas con el médico.
Después, en general, hay que pensar en prioridades. Esto toma un poco más de tiempo, y supone dejar algunas cosas de lado. Y acá es donde nos ponemos a diseñar un poco más en profundidad: qué objetivos profesionales queremos lograr, o sociales, familiares, tiempo a solas con la pareja, viajes, disfrute, análisis, meditación deporte, taller de pintura, y la lista sigue al infinito.

Para Martina Kist el master plan (planificación integral) tiene, como todo en la vida, dos bases: el deseo y la razón. “Lo más importante es escuchar tus deseos (que pueden ser chicos o grandes, no necesariamente se trata de ser millonario y/o lograr la paz mundial). De vez en cuando, hago listas de todas las cosas que me gustaría hacer si no tuviera limites y después elijo las prioritarias. Y ahí es donde interviene la razón: hay que elegir o los más razonables (ir al gimnasio una vez por semana, si pusiera tres jamás lo cumpliría) o los mas fáciles (leer un libro por mes o salir a comer con una amiga una vez por mes, etc).  El master plan es una manera de no perder de vista tus objetivos: make things happen vs. let things happen to you.”

Ponerlo por escrito
Mes, año, vida. Si no se puede medir no se puede gestionar. Aunque proliferan los planners, esas agendas customizadas (para la mujer) que no son otra cosa que una agenda tradicional pero intervenida con mensajes motivadores y balances mensuales, y muchos renglones en blanco para anotar objetivos, algunos de nosotros preferimos manejamos con apps, que además tienen la propiedad de notificarnos cuando hay algún evento importante. Pero el teléfono es últimamente una máquina de hacer ruidos, al punto que terminamos swipeando las notificaciones y se pierden.

Cada maestrillo con su librillo, pero conviene no subestimar nunca lo útil que resultan en la rutina una agenda, una app o hasta un auto-email para recordarle cosas a la memoria.

Ponerlo por escrito es efectivo. Los psicólogos Pam A. Mueller y Daniel Oppenhemier publicaron un estudio en Sage Journals que revela que, tanto en los casos de muestra como en clases reales, los alumnos aprenden mejor cuando toman notas a mano que cuando tipean en un teclado. Si antes se creía que esto se debía a que las pantallas distraen, esta investigación sugiere que escribir a mano le permite al alumno procesar los contenidos a mientras los escribe, un proceso de reflexión que ayuda a entender y a memorizar. Es por eso que, en vez de una agenda con particiones, la tradicional con el año en la tapa, algunos recomiendan usar cuadernos de hojas rayadas. La idea es no inducir rigideces sino armar la agenda como más nos guste (y la grilla puede ser un poco limitante).

Procastinar o no procastinar, esa es la cuestión
Procastinar es postergar algo, aunque hacerlo nos perjudique. Un estudio publicado en 2013 por los doctores Dr. Pychyl and Dr. Sirois dice: “Elegir no hacer algo a pesar de que estaba en nuestra intención es como una mini-crisis de autorregulación. Esta crisis se produce cuando nos enfrentamos con una tarea que nos produce rechazo (por aburrida, o frustrante, o difícil, o porque carece de sentido o de estructura) al punto que nos pone de mal humor. Creemos que la procastinación se explica desde lo emocional: lo que queremos es sentirnos bien, y esto lo vamos a lograr si postergamos la tarea.”

“Me gusta tomarme un tiempo cada mañana para centrarme y pensar en lo que quiero lograr en el día. Son 10-15 minutos. Me levanto un poco antes que el resto de la familia y pienso mientras preparo el desayuno o guardo los platos de la noche anterior. Me refiero a logros chicos, como “sacar turno con el médico” o “comprar entradas de teatro”. Casi siempre hago una listita en papel con los to-do’s del día o la semana. Si la lista tiene demasiados ítems desalienta y angustia, y al final no logro nada. Después empieza el día ¡y la realidad! Trato de no dejarme distraer para no perder el rumbo. A menudo pongo las tareas chicas en la agenda y les doy la misma importancia que a los compromisos de trabajo. He aprendido que postergar estas cosas no vale la pena porque la consecuencia es más tiempo sintiéndote mal porque no las hiciste que el que tardás en hacerlas”, se confiesa Martina.

Zoom in: 1 día ganado

Despertar
Temprano. Chequear el teléfono. Ejercicio o yoga o meditación (a veces es necesario recurrir a un personal trainer o profesor para que no salteárselo de la rutina). Repasar la agenda.

Look
Ducha. Un truco para no lavarse el pelo todos los días: el secador. Lo deja como recién lavado. ¿Maquillaje? Hay mil tutoriales que enseñan técnicas para maquillarse en cinco minutos.

Desayuno familiar
Antes de que cada uno salga a hacer lo suyo, unos minutos para compartir. Se puede ganar tiempo dejando la mesa puesta desde la noche anterior. Para los chicos, un desayuno nutritivo y rápido es un smoothie de frutas, jugo y yogur griego.

Llevar a los chicos al cole
Una ocasión para repasar la agenda de la semana también de ellos.

Trabajo
El trabajo es el trabajo, acá no se puede “ganar” tiempo. Pero se pueden aprovechar los traslados para hacer las llamadas pendientes y no extender demasiado las pausas de café. A veces hay algo que queda para el fin de semana, pero comprimirlo en un rato es esencial para no complicar el programa de nadie.

Cena en familia
100% presentes, por favor.

Dormir
Cada uno se va a la cama cuando quiere (los chicos antes, para tener un rato para la pareja), pero no somos originales cuando recordamos que las horas de descanso inciden en nuestra productividad del día siguiente.

Zoom out: 365 días ganados
Algunos consejos generales para rendir mejor.

Planear los viajes
Decidir los días de vacaciones es esencial para la agenda de todo la familia. Una vez que tenemos el calendario escolar, podemos elegir destino y sacar pasajes, y distribuir las vacaciones del trabajo, si se puede.

Agendar controles médicos
Los ginecológicos no deben saltearse, y marcarlos en la agenda nos obliga. Pero también hay dentista y otros chequeos anuales, nuestros y de toda las familia.

Curar la web
Nos la pasamos navegando siempre por los mismos sites. ¿Y si empezamos a ver otros, que además nos puedan ayudar en algo? ¿Comida orgánica? ¿Regalos online? ¿Ropa que no necesitamos probarnos porque ya sabemos cómo nos queda el talle de esa marca? Comprar online con opción delivery nos simplifica la vida. A todos nos gusta elegir la fruta que comemos, pero hay varios items que pueden solucionarse via web, como la lista de útiles, la tintorería, el shampoo artesanal, el día de promociones del super, turnos médicos, etc, etc.

Hacer las reuniones en casa
Porque matan varios pájaros de un tiro: podés estar con tus amigos sin privarte de tus hijos. Claro que esto ya lo sabe todo el mundo, por eso es casi inevitable el debate entre hermanos o amigas: ¿tu casa? ¿la mía?

Posdata
¿El disfrute también se planea?
“¡Si!”, nos contesta convencida Martina Kist. “Al planearlo, siento que se abre un espacio adicional de disfrute: todo lo que podés fantasear, que sólo lo potencia. Un ejemplo concreto es el siguiente: si no planeás tu salida del domingo porque preferís ver cómo fluye el día y tus ganas, te levantás tarde y empezás a pensar el plan y, cuando finalmente decidís lo que van a hacer, ya son las 12 y casi la hora del almuerzo, no muy buena hora para salir, sobre todo si tenés chicos chicos que duermen la siesta. Después de la siesta ya son las 5 y no hiciste nada porque ya es tarde, el museo está cerrado, hay colegio al día siguiente, etc, etc… Por el contrario, si planeás el día anterior (¡claro que va a ser menos espontáneo!), te levantás temprano, salen y a las 5 ya están en casa contentos y con algunas horas libres antes de que arranque la semana.”

¿Cómo se obtiene más placer: en un objetivo logrado o en la sorpresa de un imprevisto?
“¡En los dos! Pero como uno no tiene control sobre las sorpresas, mejor enfocar el placer de la vida en el logro de los objetivos, sobre todo los que más deseás.”