Cringe, no cool.
Vapear es calentar un líquido e inhalar el aerosol a los pulmones a través de un cigarrillo electrónico. Hay dispositivos variados pero todos funcionan más o menos igual. Se puede inhalar nicotina, marihuana o sustancias más tóxicas; también hay vapes sin nicotina.
Vapear es una tendencia que aumentó exponencialmente en los últimos años. Sus más fanáticos consumidores son los adolescentes entre 12 y 18 años de edad, que vapean 16 veces más que las personas de otras edades: según la OMS, el número de jóvenes que experimentan con vapeadores aumentó del 7,7 % en 2022 al 11,6 % en 2023.
Aunque vengan disfrazados de sabores inocentes y dulces, los vapeadores contienen sustancias altamente adictivas y son una potencial causa de EVALI, que es el nombre de la enfermedad caracterizada por lesiones agudas en el tejido pulmonar derivada de este hábito .
La evidencia sugiere que los jóvenes creen que vapear es una buena alternativa al cigarrillo. Y todo el marketing contribuye a hacerlo pasar por cool. Lo cierto es que los números de EVALI aumentan globalmente y causan un daño irreparable en los pulmones puros: empieza con síntomas leves (falta de aire y dolor en el pecho) pero puede ser mortal.
Carne de cañón
“La popularidad del vapeador entre adolescentes se relaciona con la presión de la manada: se empieza a vapear para experimentar la novedad, y porque los amigos lo hacen. Los adolescentes están en esa edad crucial en la que empiezan a vislumbrar su independencia, y -en esa línea- les importa más la aprobación de sus pares que la de sus padres”, dice The Conversation.
Además, los cerebros jóvenes son más sensibles a la adrenalina que deriva de tomar riesgos. Un artículo publicado por National Library of Medicine que se titula Personality Risk Factors for Vape Use amongst Young Adults muestra que los adultos jóvenes que vapean presentan menor autocompasión y mayores niveles de rumia mental. También se descubrió que los usuarios del vapeo tienen niveles significativamente más altos de ansiedad y pertenecen al cronotipo nocturno (personas que se acuestan y se levantan tarde); el vapeo también se relaciona con una peor calidad del sueño y mayor nivel de consumo de alcohol.
“Los hombres usan cigarrillos electrónicos por la nicotina, mientras que las mujeres recurren a ellos más por cuestiones sociales, apariencia, control de peso y para lidiar con su estado de ánimo”, dice el estudio Gender Differences in Use and Expectancies of E-Cigarettes.
EVALI
El manual MSD explica: “Los productos de vapeo que contienen THC y los que contienen acetato de vitamina E están relacionados con casos de lesiones pulmonares graves asociadas al vapeo. Los CDC (por las siglas en inglés de Centros para el control y la prevención de enfermedades) y la FDA (por las siglas en inglés de Agencia federal de alimentos y medicamentos) recomiendan que no se utilicen productos de cigarrillos electrónicos o de vapeo que contengan THC, especialmente los procedentes de fuentes informales como amigos, familiares o vendedores en persona o en línea. El acetato de vitamina E no se debe agregar a ningún producto de cigarrillo electrónico, o de vapeo.”
- El acetato de vitamina E se usa como un aditivo en los cigarrillos electrónicos.
- La vitamina E está presente en varios alimentos, incluyendo aceites vegetales, cereales, carne, frutas y vegetales. También se usa como suplemento y está presente en numerosos productos cosméticos.
- El acetato de vitamina E no presenta peligros cuando se aplica sobre la piel o a través de suplementos. Sin embargo, inhalarlo puede interferir en el funcionamiento de los pulmones porque -al calentarse en el líquido del cigarrillo electrónico- produce otro compuesto dañino como el keteno, que tiene el potencial de ser irritante pulmonar.
Riesgos ocultos
Dice El País: “El vapeo también entraña muchos riesgos menos evidentes. Las sustancias químicas de los líquidos para vapear, entre las que se incluyen varias toxinas, metales pesados y posiblemente incluso polonio radiactivo, pueden ser perjudiciales. Los ingredientes, la cantidad de cada uno y la temperatura a la que se calientan también pueden afectar a lo que acaba en el vapor.”
“Algunos vaporizadores también pueden liberar más nicotina de la que el usuario espera. Esto puede deberse a la mezcla específica de ingredientes que las distintas marcas ponen en el líquido de vapeo. La variedad de sabores de los vaporizadores es preocupante, sobre todo para los adolescentes. Con más de 7 000 sabores en el mercado, como fruta, algodón de azúcar, menta y chocolate, los vapeadores están diseñados para atraer a los jóvenes.”
“Pero estos aromas también pueden dañar los pulmones y provocar una enfermedad grave llamada pulmón de palomitas de maíz o bronquiolitis obliterante. Esta enfermedad afecta a las vías respiratorias más pequeñas de los pulmones y puede provocar tos y dificultad para respirar. También existen pruebas de que estos aromas, que suelen estar muy concentrados en el aerosol del dispositivo, pueden dañar las células del organismo.”
El factor why
Sabiendo todo lo que sabemos sobre los peligros de fumar, ¿por qué lo hacemos?, se pregunta la BBC.
“A pesar de todos sus riesgos, hay más de 1.2 mil millones de fumadores en el mundo. Y el número crece. Como historiador, no me gusta apuntarle a un solo individuo, pero me atrevo a decir que James Buchanan Duke fue el responsable del fenómeno del cigarrillo. Duke nació en Carolina del Norte. Su padre era fabricante de tabaco y él heredó esa fábrica a los 24 años mientras, en un estado vecino, otro hombre llamado James Bonsack estaba obsesionado con mecanizar la producción de cigarrillos. Duke se entera, y en 1884 empiezan a producir cigarillos.”
“Pero Duke tenía una cantidad enorme de cigarrillos y pocos fumadores. Entonces empieza a patrocinar carreras, concursos de belleza, los repartía gratis en las calles… En pocos años producía todos los cigarrillos que se fumaban en los Estados Unidos.”
“La mayoría de las personas empieza a fumar en la adolescencia. Y esto no es únicamente cultural, ni se debe solo a la presión de la manada: el cerebro de los adolescentes está cableado de formas extrañas, y algo peligrosas para ellos mismos. En la adolescencia hay más materia gris, enorme cantidad de conexiones entre las células, pero esas conexiones son mayormente ineficientes y no sirven para planear o controlar los impulsos. Cuando observamos el riesgo de accidentes, este es mucho más alto entre los 14 o 17 años que a los 24, porque a esta edad ya tenés más idea del peligro.”
¿Acaso el instinto de supervivencia no debería indicarnos que fumar está mal?
“Fumar es un riesgo abstracto. No podemos tocarlo, verlo, olerlo o sentir la magnitud de ese riesgo. Estamos construidos para evitar el riesgo palpable e inmediato, como el ataque de un animal salvaje.”
Y también está esa cuestión de creer que siempre la mala suerte la va a tener el otro, no yo.
“Las personas saben que el riesgo aumenta con la edad, pero aún así creen que va a ser peor para el otro. Tenemos un estereotipo de riesgo en la cabeza: si le preguntamos a alguien por qué cree que un fumador tiene alto riesgo de desarrollar cáncer de pulmón, va a concluir que esa persona fuma muchos cigarrillos a lo largo del día y que, como ese no es su caso, entonces él no va a tener cáncer.”