Yo amo mi bata

Ponerse a salvo. Adentro de una bata. Afuera de Instagram. Siempre y cuando no caigamos en el ostracismo absoluto, tomarse tiempo para uno es necesario para recuperar energía. “En la naturaleza existe un proceso de detox. Se llama hibernación”, dice el ingeniero eléctrico Steven Magee.
Hay prendas comunes que se vuelven un fetiche. Fetiche como fijación, como capricho de amor. No estamos hablando de stilettos de charol, camperas de cuero o zapatitos de cristal. Ni de escotes calados o piernas cruzadas, que son más un indicio de ese juego de poder que jugamos con otros.
Un fetiche es un objeto material de culto al que se le conceden propiedades mágicas o sobrenaturales que mueve a la veneración, dice el diccionario. Puede ser una bata. Por qué no. Más ahora, que empezó el frío. Es como una oda a la hibernación, al tiempo off. Pero tiene que ser mi bata. Esa que conoce mis pliegues, la que me abraza cuando me levanto o me recibe cuando vuelvo a casa, porque ella es casa. Suave y calentita ya desde antes de que me la ponga.
Hay ropa que es ropa para estar en casa. Son prendas que no están a la moda, justamente, porque la idea es entrar en una zona libre de mandatos, personal. Claro que cada hombre y mujer tiene su estilo. Algunos sintonizan más con las batas de seda, otros entienden que vestirse de entrecasa es calzarse el jogging gris, la remera de su banda y medias gruesas de lana si hace frío. En cualquier caso, estamos hablando del punto medio entre estar en pijama y andar más o menos presentable, entre la cama y la vida, bah.
“La ropa que usamos refleja el momento que vivimos. A veces es una armadura que nos dispone a la lucha; otras veces usamos prendas que nos protegen, que nos defienden de la descarnada realidad del mundo. En los 80, las mujeres se ponían blazers con hombreras enormes y tacos aguja para ganarse su lugar en el mundo frío de los negocios de los hombres. Ahora el mundo es hostil de muchas otras formas: ya no necesitamos filos punzantes, ahora nos conformamos con una estética más acolchadita”, escribe Georgia Murray para Refinery29.
“En este momento de la historia, estamos volviéndonos hacia adentro. Lo que importa ahora es el cuidado personal, la salud emocional, pasar más tiempo en casa, cocinar, volver a las bases. Ese cambio en el estilo de vida se corresponde con el auge de todos los productos que invocan ese espíritu, objetos y propuestas que invitan a redescubrir el lujo de parar.”

Esta historia de TheGelatina podes vivirla online. Si no tenés una bata o ropa homewear para amar, nosotras adoramos: 

@cipitriaok: Bata Capri.
@carocuoreoficial: Bata Liz, camisón Jazz de pana color vino tinto, pijama negro Rose o pijama negro Love More y pantuflas Comfy.
@jotaandco: Bata Leticia color oro de sedita y pantuflas Pepa en color gris o crudo.
@pibaintimates: el Conjunto Nara.
La bata de polar y corderito más suavecita TheGelatina la consiguió en @victoriassecret y la bata más elegante y de encajes divinos en @bhldn weddings.