Alcohol

Qué le hace a tu salud.

Andrew D. Huberman es un neurocientífico y profesor en el Departamento de Neurobiología de la Facultad de Medicina de la Universidad de Stanford. En su podcast titulado Qué le hace el alcohol a tu salud aspira a “dar información, no a cuestionar tu relación con el alcohol”. TheGelatina resume aquí los puntos principales. 

“Una pregunta frecuente sobre este tema es si el consumo moderado de alcohol (1 ó 2 consumiciones por dia) es malo para el cerebro. Durante años se sostuvo que el consumo excesivo de alcohol (de 12 a 24 consumiciones por semana, o más incluso) ciertamente causa neurodegeneración, específicamente en el néocortex, la región más externa del cerebro, que regula la memoria, el razonamiento, la capacidad de planificar y nuestros impulsos más primitivos. Pero un estudio reciente analiza la cuestión de si el consumo bajo a moderado también provoca degeneración neuronal. El estudio analizó la materia gris y blanca del cerebro de más de 35.000 adultos del Reino Unido y encontró que, aún en aquellos que toman poco o moderadadamente, se observa un adelgazamiento del néocortex y de otras regiones del cerebro. 

No quiero alarmar, pero el consumo crónico de alcohol tiene el potencial de destruir el cerebro, aunque se tome poco. 

Las personas consumen alcohol desde siempre. Los chinos fueron los primeros en destilarlo.

Se usa con efectos nutricionales (aunque sólo suministra calorias vacías), para tratar enfermedades (mata bacterias, las malas pero también las buenas), para limpiar superficies, etc. Pero la mayoria de las personas consume alcohol para sentirse diferente. Son muchos los que disfrutan del efecto que el alcohol produce en el cuerpo aunque, cuando ese efecto se va, esa misma persona va a sentirse menos motivada que si no hubiera tomado.” 

¿Qué es el alcohol y por qué causa esos efectos?

“Por la propia estructura del alcohol, que es soluble, tiene la capacidad de penetrar en todas la células y tejidos del cuerpo. A diferencia de algunas drogas, que se alojan en un receptor y disparan desde allí sus efectos, el alcohol tiene la capacidad de afectar todas las células directamente porque es soluble. 

Hay tres clases de alcohol (isopropanol, metanol y etanol), pero únicamente el último es apto para el consumo humano. Aunque es igualmente tóxico, porque produce estragos en las células. La molécula NAD, que está presente en todas las células, convierte el etanol en acetaldehído, un componente potente y tóxico. El cuerpo naturalmente lo combate para convertirlo en acetato, que funciona como un combustible. Pero, cuando un cuerpo no puede hacer esta conversión rapidamente, el acetaldehído se reserva en el cuerpo y puede hacer todavía más daño. Toda esta conversión tiene lugar en el hígado. 

Cuando tomás alcohol estás tomando un veneno que se convierte en más veneno dentro del cuerpo, y un porcentaje de este veneno se convierte en una clase de caloría que produce energía. Pero se trata de calorías vacías, que no tienen valor nutritivo. Se pueden usar para proveer energía inmediata pero no aportan vitaminas, ni aminoácidos, ni ácidos grasos.” 

¿Qué procesos neuronales están comprometidos en la ebriedad?

“Estar borracho es como un envenenamiento. A aquellas personas que beben habitualmente, o tiene una predisposición genética, el alcohol los hará sentir muy energizados y muy bien. Se sienten de mejor humor y más alertas cuando beben. Los que beben menos, se sienten exponencialmente bien al comienzo pero enseguida les dará cansancio o sueño. 

Bioquímicamente, el alcohol pasa de las entrañas al hígado, donde tiene lugar toda esta conversión, y de allí al cerebro. Y ahí es cuando nos empezamos a sentir alegres, o borrachos. Por aquello que dije de que el alcohol es soluble, no discrimina a qué área del cerebro va, pero tiene afinidad por aquellas estructuras cerebrales que controlan ciertas conductas específicas. Inhibe la corteza prefrontal, la región del juicio, y enseguida se hace notorio en la conducta de las personas que beben: aumentan el volumen de su voz, empiezan a gesticular más y a comportarse más impulsivamente, sin medir las consecuencias de lo que hacen o dicen. Si midiéramos el ruido ambiente de una fiesta en un salón donde se sirve alcohol, notaríamos que con el correr de la noche va aumentando, por ejemplo. 

Es verdad que si comés algo antes de tomar alcohol o durante, va a ralentar su absorción, especialmete si eso que comiste contiene proteínas, grasas y carbohidratos. Pero, si estás con el estómago vacío a la hora de beber, es probable que en cuestión de minutos tengas el alcohol en la sangre.”

Un toque a la inhibición.

“El alcohol produce dramáticos cambios en la actividad de las neuronas que controlan la liberación de serotonina. Muchos de los circuitos del cerebro implicados en el humor y el bienestar involucran a la serotonina, y el alcohol que ingerimos funciona como una toxina en la sinapsis. Cuando empezamos a tomar, el alcohol hiperestimula la liberación de serotonina, pero enseguida empieza a bajar. Y es justo ahí cuando sentís que tenés que ir por la próxima copa. Mala idea. Porque tomar más te va a hacer sentir cada vez más suprimido. Es notorio, las personas empiezan a perder la postura, a apoyarse en cosas, se tiran en los sillones hasta que finalmente se duermen. 

También afecta la relación entre el hipotálamo y la glándula pituitaria. El hipotálamo es responsable de cosas increibles como la regulación del deseo sexual, de la rabia, de la temperatura del cuerpo, etc. El alcohol incide en el hipotálamo de manera que produce más cortisol pero esto se va acumulando como un efecto residual en el tiempo y hace que nos sintamos más ansiosos cuando no estamos bebiendo.”

Impacto del alcohol en el eje intestino-cerebro y en el eje intestino-hígado-cerebro. 

“Tenemos un cerebro y un intestino que se comunican por conexiones nerviosas y señales químicas. Y lo mismo con el hígado, el órgano donde se metaboliza el alcohol. El alcohol produce un cortocircuito en la microbiota del intestino, sin discriminar cuáles bacterias afecta. Puede provocar el síndrome del intestino permeable, por el cual las malas bacterias acaban pasando al torrente sanguíneo. En el hígado produce inflamación. Es cierto que los alimentos fermentados, y los probióticos y los prebióticos, tienen la capacidad de aplacar los efectos nocivos del alcohol y de reducir la inflamación.”

¿Qué es y cómo se trata la resaca?

“La resaca es una constelación de síntomas y todos tienen su explicación. A menudo viene acompañada de dolor de cabeza, náuseas, ansiedad, dolor de cabeza, neblina mental, insomnio, etc, etc. 

Dolor de cabeza: sabemos que se da por la vasoconstricción. El alcohol es un buen vasodilatador, pero cuando recede se produce el efecto contrario. Las personas suelen tomar analgésicos para combatir el dolor, aunque no son tan buenos para nuestro sistema inmunológico.

Ansiedad: se explica por el aumento del cortisol que explicamos antes.

Sueño: la calidad de sueño que se logra habiendo o no habiendo tomado alcohol no es la misma. El doctor Walker en su libro Why we sleep me dijo que, cuando hay alcohol en sangre, la arquitectura del sueño se ve alterada. No logramos un sueño de calidad. 

Deshidratación: el alcohol funciona como un diurético que nos hace perder agua pero también sodio, potasio y magnesio.

Algunos remedios caseros contra la resaca:

  1. Tomar más alcohol puede producir cierto alivio porque de nuevo dilatará los vasos, pero es es entrar en el círculo otra vez. No se recomienda. 
  2. Una ducha fría. Existe hay cierta evidencia de un golpe de agua fría aumenta el nivel de adrenalina y esto acelera el metabolismo y ayuda al cuerpo a limpiarse más rápido. Podría ser recomendable pero con cuidado, porque el alcohol baja de por sí la temperatura del cuerpo y un baño muy frío puede producir una descompensación.”

En el podcast, Huberman también se refiere a la tolerancia al alcohol y a la incidencia que su ingesta tiene en el riesgo de padecer cáncer. Hacia el final, se refiere al alcohol y las hormonas. El alcohol aumenta la conversión de testosterona a estrógeno. Esto ocurre en el tejido de las mujeres, disminuyendo su deseo sexual y también potenciando el riesgo a desarrollar un tipo de cáncer relacionado con el estrógeno. En los hombres, esta conversión acelerada tiene varias manifestaciones, como la disminución del deseo sexual (también), el aumento del tejido mamario y de las reservas de grasa.