Nervio vago

Es la ruta del bienestar.

“El cuerpo, el sistema nervioso y las emociones están en constante adaptación para responder a desafíos cambiantes. Cuando enfrentamos un peligro físico o emocional, le corresponde al sistema nervioso encargarse de que el cuerpo responda para sobrevivir. Una vez que la amenaza cesa, es mejor volver a un estado de relajación”, dice Stanley Rosenberg en su libro Accessing the Healing Power of the Vagus Nerve.

El nervio vago es uno de los nervios craneales, el más largo. Se lo llama vago por el latín vagari, que no quiere decir que sea lento sino que se extiende por buena parte de la superficie del cuerpo, que es errante, va de un lugar a otro. Es el eje del sistema nervioso parasimpático, que controla los actos involuntarios del cuerpo, como respirar, tragar, la circulación de la sangre y los latidos del corazón. Porque el sistema nervioso se compone del sistema simpático, que prepara al cuerpo para la acción, y del parasimpático, que es el responsable de restablecer el equilibrio en el cuerpo, de volverlo a un estado de calma para que pueda realizar funciones importantes pero lentas.

El nervio vago juega un papel principal en el deseo sexual, el ritmo cardíaco y la actividad gastrointestinal. “El estrés, la ansiedad, la depresión e incluso algunas emociones de fuerte carga negativa retardan el funcionamiento del nervio vago. Esto tiene un impacto dramático en la digestión: merma la producción de ácidos estomacales, afecta a la vesícula, reduce el flujo de sangre y la motilidad intestinal e inhibe el sistema inmunológico del intestino. Es por eso que no es conveniente comer cuando se está triste”, dice la doctora Sarah Ballantyne en su libro The Paleo Approach. Y viceversa, porque la salud del aparato digestivo también es determinante para la salud emocional.

Antiinflamatorio

El nervio vago interviene en el control natural de los procesos inflamatorios del cuerpo: cuando registra la presencia de proteínas llamadas citocinas, que regulan el mecanismo de la inflamación, alerta al cerebro para que libere neurotransmisores que interrumpen la producción de estas proteínas.

En el 2011, el neurocirujano norteamericano Kevin Tracey probó por primera vez en pacientes la efectividad de un dispositivo que él inventó: el “estimulador del nervio vago”, que se implanta bajo la piel y manda señales eléctricas al nervio errante. Enseguida se adoptó para tratar casos de depresión severa o de epilepsias que no responden a fármacos. Pero, en 2018, el Journal of Inflammation Research dejó en claro que el estimulador también es eficaz en el tratamiento de un amplio rango de enfermedades inflamatorias, como la artritis reumatoidea, la diabetes y la septicemia (infección generalizada en todo el cuerpo).

“Independientemente de que una persona presente o no síntomas de trastornos digestivos, en medicina funcional siempre tratamos el intestino, y el funcionamiento del nervio vago es una de las variables a tener en cuenta. La ruta intestino-cerebro y cerebro-intestino es siempre parte del diagnóstico”, dice Diego Rutenberg, Doctor en Medicina Funcional y Director de Holistic Specialists, en Miami.

El tono vagal

Algunas personas tienen un “tono vagal” alto, lo que quiere decir que su sistema cardiovascular se adapta rápido a los desafíos del medio ambiente. El tono vagal bajo, por el contrario, predispone a diversas enfermedades y puede tener relación con la depresión y el estrés. Porque la respuesta vagal es como el calmante del cuerpo. “Es como el yin y el yang. La respuesta vagal reduce el estrés. Reduce el ritmo cardíaco y la presión arterial. Incide en el funcionamiento de algunas partes del cerebro, estimula la digestión, y todas esas cosas que pasan cuando uno está relajado”, explica el doctor Mladen Golubic, Director Médico de Cleveland Clinic.

Si el correcto funcionamiento del nervio vago es algo así como un calibrador natural, es importante saber que existen formas caseras de estimularlo. Cantar a voz en cuello o hacer gárgaras estimula los músculos de la parte de atrás de la garganta, lo que activa el nervio vago y estimula el tracto digestivo. “Recomiendo hacer gárgaras hasta que se te caen las lágrimas, porque esto indica que se alcanzó al estímulo”, dice el doctor Datis Kharrazian en su libro ¿Por qué no funciona mi cerebro?

Pero hay otras:

  1. Respirar. Es casi un reflejo: cuando nos sentimos angustiados respiramos hondo, como para empujar el nudo. La idea es la misma pero hecha rutina, porque la respiración consciente mejora el tono vagal. Existen miles de técnicas, como el Sudarshan Kriya, que es la que inventó Sri Sri Ravi Shankar y es la piedra fundamental del la Fundación El Arte de Vivir. Y hay otras: respirar alternando las fosas nasales o la respiración abdominal, que empuja el diafragma.
  2. Reír. Libera una cantidad de neurotrasmisores que mejoran el tono del nervio vago.
  3. Masticar chicle. Según el Harvard Health Review, “masticar estimula el nervio vago, que parte de la cabeza pero que tiene muchas ramificaciones, algunas que controlan los intestinos. El nervio vago podría desempeñar un papel importante en la liberación de hormonas gastrointestinales que favorecen el movimiento intestinal”.
  4. Ayunar. Como dijimos antes, el nervio vago regula el sistema nervioso parasimpático, conocido como “rest and digest”. Hacer un ayuno prolongado preserva al nervio vago de entrar en este mecanismo, lo que mejora su performance.
  5. Darse una ducha fría. Soportar los primeros segundos de una ducha fría tiene un poderoso efecto sobre el nervio vago: aplaca el sistema nervioso simpático y estimula el parasimpático.

“La estructura del tronco (la fortaleza de los músculos periféricos, los abdominales, dorsales, espinales, etc.) contribuye al buen funcionamiento del sistema digestivo. Pensemos que durante miles de años fuimos personas activas que ponían su cuerpo al servicio de la supervivencia. La vida sedentaria contemporánea, pasarse horas frente a la computadora, debilita el tono del tronco. Muchos de los pacientes que llegan al consultorio piensan que la solución está en tomar magnesio, o enzimas digestivas, o estimulantes de la motilidad, etc… Todo eso puede ser cierto, pero también hay que aceptar el hecho de que la debilidad estructural del tronco afecta negativamente el funcionamiento del sistema digestivo”, agrega Diego Rutenberg.

Una columna luminosa

Los antiguos yoguis creían que el cuerpo tenía tres puntos que bloqueaban el libre fluir del prana, la energía que da vida a todos los organismos. Estos puntos reciben el nombre de bandhas y pueden abrirse o cerrarse para regular el paso de la energía. Como los bandhas son nodos de activación del nervio vago, dominar la práctica del pranayama (respiración yogui) es una excelente forma de mantener estimulado el nervio vago.

Los bandhas principales son tres y están en la garganta (Jalandhara Bandha), en el estómago (Uddiyana Bandha) y en el perineo (Mula Bandha). Hay muchas formas de trabajar estos tres bandhas y puede combinarse con otros assanas.

Jalandhara Bandha: sentarse en posición de meditación con la espalda derecha, elevar la caja torácica hacia la pera al mismo tiempo que se baja la pera hacia la caja torácica, hacer cinco respiraciones, volver a la posición anterior.

Uddiyana Bandha: es como meter la panza apoyándose en los brazos estirados para hacer un agujero en la base de las costillas. Se puede hacer parado o sentado.

Mula Bandha: sentarse erguido en posición de meditación, inhalar contrayendo el piso pélvico y exhalar distendiendo. Se puede practicar a la inversa también: contrayendo en la exhalación y distendiendo en la inhalación.

Todos vivimos bajo condiciones de estrés físico y emocional permanente. Aprender a estimular el nervio vago tiene efectos muy benéficos sobre el corazón y el aparato digestivo. Lo que no solamente se sentirá mejor sino que también puede ayudar a prevenir ciertas enfermedades que se asocian con el desequilibrio dentro del propio cuerpo. En definitiva, conocernos más nos ayuda a regularnos mejor.


  • Ufff!!! Cuánto por aprender y poner en práctica. Tengo artritis reumatoidea y cada vez estoy más convencida de que debo hacer un cambio de hábitos internos y externos. Hace tiempo que incursiono en la biodecodificación y las constelaciones familiares. El conocimiento nos da seguridad de nuestra vida. Es un camino de ida y de autoconocimiento que nunca acaba.
    Hermoso espacio de reflexión generosa. Gracias

  • Super interesante la nota Lala. Ahora voy a poner en práctica algunos de los consejos que das en la nota. Me encanta thegelatina!!

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